¡La verdad fue hecha para existir!, y no para que la sepamos.
A nosotros solo nos compete inventarla
─ Clarice Lispector
El Aikido es una actividad física muy particular en tanto
arte marcial de la paz parece paradójico que un arte de lucha se declare ser
pacifico. Claro que todas las artes marciales modernas suelen venderse como
artes de defensa personal que solo debe ser aplicado en caso de estar en riesgo
serio de sufrir algún ataque real a su integridad física personal o de alguien
cercano. Pero el Aikido pretende lograr esa defensa sin ocasionar daño al
agresor.
Por otro lado, el Aikido nace de las artes marciales tradicionales
del Japón. Los samuráis eran guerreros muy violentos. También está bastante
empapado de la religión tradicional de este país. Así que ambas instituciones
(militar y religiosa) convergen en la filosofía del Aikido, y por supuesto para
que el Aikido pudiera internacionalizarse, tal como el Judo o el Karate do, el
Aikido no podía difundirse con toda esa carga ideológica, por lo tanto se
transforma en un deporte (tal vez me dirán que el Aikido no es un deporte, pero
deben tener en cuenta que si bien no es un deporte competitivo, el Aikido es un
deporte de formación en tanto que se practica para la salud, el bienestar y el
desarrollo personal y son muchas escuelas que no transmiten toda su filosofía y
principios).
Teniendo en cuenta los detalles señalados y sin ánimo de
profundizar o entrar en discusiones al respecto de la filosofía del Aikido, en
mi opinión, la etiqueta del Aikido converge entre esas tres ideologías:
militar, religiosa y deportiva. Como código militar, es bastante jerárquica y
estricta, como principio religioso, es moralista y como norma deportiva, está
muy reglamentada. Así entonces, la etiqueta de Aikido regula la convivencia en
el dojo con una normativa bastante estricta (por supuesto según sea la escuela
y su cabeza). Pero como norma ética, sugiere unos principios básicos que
regulan las relaciones y la convivencia que, si bien son para los practicantes
de Aikido dentro del dojo, también puede empapar todos los ámbitos donde el
aikidoka conviva, su hogar, su trabajo, etc.
En mi opinión la base de la etiqueta del Aikido es el
respeto a sí mismo, al maestro, al compañero, al espacio, a los implementos de
trabajo, a la naturaleza. Todos y cada uno de los seres del universo tienen
derechos a su existencia y a una vida digna, y es a partir de ese
reconocimiento del derecho de todos es que se puede convivir. No es posible la
convivencia si falta el respeto, y es ahí donde se debe poner atención en toda
relación cuando se comparte con el otro un espacio, una práctica, un proyecto,
la vida.
La práctica del Aikido está encaminada a un continuo
aprendizaje. Se aprende a relacionarnos con el otro, a lidiar el conflicto, la
agresión, la manera adecuada de recibir un ataque, una técnica, no solo a nivel
físico, sino verbal y psicológico. La etiqueta es ese aspecto psicológico y
hasta espiritual de la práctica el Aikido en ese plano donde las almas se
encuentran, donde se pone en práctica el Aikido espiritual, es el Aikido verbal
y del lenguaje no verbal en el gesto, la mirada, la postura.
Es muy simple, por ejemplo el aseo del dojo es una norma de
etiqueta básica que hace la práctica agradable, igual sucede con la vivienda y
el lugar de trabajo; y también en el trato, en las palabras que usamos para
comunicarnos debe haber pulcritud. Expresar con claridad lo que sentimos y lo
que pensamos manteniendo el tacto y respeto de acuerdo a las circunstancias del
momento.
En el dojo también expresamos agradecimiento a todo y por
todo, desde que se entra al dojo debemos inclinarnos hacia el interior
mostrando agradecimiento al espacio por acogernos, agradecemos a los compañeros
y al maestro. El agradecimiento hacia las cosas y personas que hacen parte de
nuestras vidas le aporta valor y sentido a las relaciones. Así es, la venia no
es solo un saludo, es un gesto de respeto y agradecimiento a la vida.
En sí, todos los aspectos de la etiqueta son valores para
crear un ambiente agradable de convivencia y aprendizaje, y si hay claridad,
agradecimiento y respeto es posible alcanzar ese clima. Por supuesto, en la
convivencia diaria con los demás puede haber roces y dificultades, y debemos
trabajar duro, entrenarnos en la resolución del conflicto por medio de las
estrategias del Aikido y trascenderlas a otros aspectos y espacios de nuestras
vidas. Eso puede darnos posibilidades de mejorar, de crecer personal y
socialmente con todos los que comparten nuestro espacio vital y más allá.