martes, 26 de mayo de 2020

El Aikidoka frente a una persona “toxica”


Los pensamientos personales limitan, categorizan y complican

      Taisen Deshimaru


Antes de hablar de persona “toxica” debo aclarar que tal calificativo no me gusta, a la larga es un término que se convierte en aquello que pretendemos erradicar con el Aikido verbal: esos adjetivos que descalifican al compañero y lo discriminan. Aunque no podemos negar que en la convivencia cotidiana, nos encontramos con personas que de alguna u otra forma genera cierto nivel de conflicto, después de todo, compartir espacios, momentos, bien sea en el trabajo, en la casa, el barrio, puede provocar un choque de intereses entre ellas. Son esas personas que parece tienen una mentalidad y un comportamiento que perjudican a los demás y a sí mismos. Y por supuesto debemos aprender a identificarlos y a tratarlos para no dejarnos contaminar de su negatividad y perder el buen ánimo que podamos tener.

¿Cómo podemos identificar una persona “toxica”? creo que más que identificar alguien “toxico”, se trata de reconocer nuestra “toxicidad”, es decir, una persona solo es “toxica” si nos afecta su comportamiento o sus palabras. Me explico: la toxicidad es “la capacidad de una sustancia química de producir efectos nocivos sobre un ser vivo”. Pero en las relaciones humanas, las palabras o comportamientos de una persona no tienen ese efecto en sus cuerpos físicos, solo puede ocurrir a nivel afectivo o mental si solo y solo si permito sentirme afectado. Así que en vez de juzgar a otra persona con adjetivos negativos (es egoísta, envidiosa, etc.), debo examinar cómo me siento ante lo que dice o hace el otro y darme cuenta que es por su comportamiento. Por ejemplo, si alguien se comporta de manera egocéntrica, por lo menos a mí me tiene sin cuidado, sin embargo cuando éste empieza con exigencias extravagantes como lealtad, como si uno fuera un tipo de sirviente o seguidor de él, es algo que puede afectarme, eso hace que la relación sea vertical en vez de horizontal donde él se considera por encima de mi persona. Eso no es correcto en las relaciones humanas, de amistad o compañerismo, no en una sociedad de derecho. Las jerarquías solo se dan en las instituciones donde se necesitan y aceptan como la iglesia o el ejército y tal vez en las empresas solo a nivel del poder de decisión correspondiente, pero no en las relaciones humanas. Entonces cuando reconozco que yo me creo con privilegios por encima de otros que considero de menor rango reconozco mi “toxicidad egocéntrica” y me siento afectado por aquel otro se considera superior a mí.

Cuando uno se encuentra con personas que me hacen sentir culpable, inferior, si siento malestar, que me roba energía o menos cava mi autoestima lo mejor es alejarse de él en cuanto sea posible. Sin embargo no siempre es posible hacerlo, puede ser un compañero de trabajo o un familiar cercano que no podemos evitar tan fácilmente, en ese caso debemos asumir la postura firme, respirar profundo y poner el escudo protector, o sea poner límites y con asertividad defender los propios derechos, reconocer los de él y compasivamente comprender su postura, hasta ayudarlo a darse cuenta de su comportamiento y juntos aprender nuevas maneras de convivir.

Al tratar con una persona que expresa continuamente esa “toxicidad” hay que tener claro que es un problema de él y por eso debemos marcar límites claros para mantener el propio equilibrio emocional y poder verlo desde una perspectiva de observador para comprenderlo entendiendo que puede ser una defensa que ha desarrollado y es parte de su personalidad. Lo cual puede darte  una habilidad para no sentirte afectado por sus continuos comportamientos y palabras “toxicas”, y con tacto apoyarlo para superar su comportamiento.

Sobre todo no permitas caer en el mismo comportamiento, busca el equilibrio al acercarte a personas “nutritivas” que enriquezcan tus experiencias, como por ejemplo acercarte a un dojo, o unirse a una clase de baile o cualquier otra actividad que te permita ser creativo y expresarte con libertad.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Técnicas de Aikido Verbal para mejorar la convivencia


En las relaciones corrientes con los demás nuestro vocabulario, forma de expresarlo y tratar a los demás es fundamental para lograr una convivencia armoniosa. En el Aikido es fundamental el trato adecuado, mostrar respeto y encontrar la manera de que el compañero acepte y sienta que podemos acompañarnos en el camino. Después de todo, siempre hay puntos en común entre ambos, así que expresar las ideas donde involucramos al otro en la construcción de un ambiente agradable es cómo funciona la técnica de Aikido.

Miremos algunas técnicas de Aikido Verbal en los diálogos cotidianos que favorecen la armonía que tanto profesa el Aikido:

Sea específico. Hablar con ambigüedades, generalizar, hacer preguntas cerradas suelen confundir al interlocutor y lleva a desacuerdos. Por ejemplo, las generalizaciones son una mala costumbre de señalar o etiquetar las situaciones. Las palabras como “siempre”, “nunca”, “todos” entre otras suelen encasillar un acontecimiento especifico como una regla general, por ejemplo decir “¡siempre haces lo mismo!” está calificando al otro en ser repetitivo en eso. Más bien decir “date cuenta que lo haces otra vez” como estrategia para que observe el acto especifico en el momento mismo que sucede y pueda cuestionar su relación con otros momentos en que lo ha hecho. Otra forma de ambigüedad es poner citas o compromisos sin fecha específica como, por ejemplo decir, “nos vemos el fin de semana”, ahí no hay claridad en que momento nos veremos; o por ejemplo decir “¿podemos vernos?”, es una pregunta cerrada que no solicita información al otro sobre su disponibilidad, es mejor unas preguntas abiertas como “¿Cuándo podemos vernos?”, en este caso estamos pidiendo información sobre el cuándo tiene disponibilidad.  En el budo, los ataques o golpes siempre necesitan precisión, cada golpe es un atemi, es decir un golpe a un punto preciso del cuerpo, no se golpea al bulto. Cuando se hace una técnica de Aikido siempre se marca el atemi a esos puntos vulnerables aunque no se aplique con toda su contundencia.

Evitar el “pero”. El “pero” es una palabra de enlace entre dos frases, oraciones o sintagmas que se contraponen, y con él se resalta esa oposición, o más bien la segunda oración anula la primera, por ejemplo: “soy pobre, pero honrado” está calificando que los pobres son deshonrados, lo cual no corresponde a la verdad, es una generalización estigmatizaste y discriminatoria. Así que más bien se debe decir “soy pobre y honrado”, lo cual corresponde a una condición económica y una virtud propia de la persona; o decir, “esas flores son bonitas, pero prefiero chocolates” está mostrando que no le gusta el regalo. En la práctica de Aikido esto es hacer contacto y moverse en la misma dirección del compañero en vez de bloquear oponiéndose al ataque.

Convierte las expresiones negativas en positivas. Las expresiones negativas, aquellas que denotan rechazo, evitación, descalificación del otro son muy recurrentes en nuestro discurso, por eso es mejor cambiarlas por expresiones positivas que puedan encausar la situación difícil, podría ser más adecuado para buscar una solución o abrirse al dialogo. Por ejemplo si tu hijo quiere jugar contigo cuando estas ocupado en vez de decir “no tengo tiempo ahora” decir “gracias hijo por tu invitación, y ahora estoy ocupado…” y darle tal vez el momento preciso que puedan jugar; o cuando alguien en un trabajo no logra hacerlo bien, en vez de decirle “lo estás haciendo mal” decirle “bien, analicemos donde está la falla”; o tal vez algo que hace el otro no te desagrada no decir “¿qué diablos es eso?” y más bien decir “ no estoy de acuerdo con eso” y expresar tu opinión sincera al respecto. En todo momento en Aikido se prefiere colaborar por encima del combatir, es decir, se reconoce que la verdad tiene muchas aristas, cada punto de vista sobre ella es importante tenerlo en cuenta, por eso se reconoce que hay que colaborar con una discusión entre las partes para llegar a un aprendizaje que beneficie a todos y cada uno de los participantes.

Mostrar agradecimiento. Ser agradecido es muy valioso al momento de relacionarnos con los demás, por ejemplo, cuando llegue tarde a una cita en vez de disculparte, agradece por la espera y la paciencia; o si necesitas un favor, mostrar agradecimiento por que te van a hacer incluso antes de pedirlo “te estaré muy agradecido por este favor”,  “gracias por su tiempo”. Toda la etiqueta del Aikido está enmarcado en el agradecimiento, por eso hacemos tantas venias en el transcurso de la clase aun antes de entrar al tatami y después cuando salimos del dojo.
Gracias.

jueves, 14 de mayo de 2020

La convivencia según Aikido


¡La verdad fue hecha para existir!, y no para que la sepamos. A nosotros solo nos compete inventarla
─ Clarice Lispector


El Aikido es una actividad física muy particular en tanto arte marcial de la paz parece paradójico que un arte de lucha se declare ser pacifico. Claro que todas las artes marciales modernas suelen venderse como artes de defensa personal que solo debe ser aplicado en caso de estar en riesgo serio de sufrir algún ataque real a su integridad física personal o de alguien cercano. Pero el Aikido pretende lograr esa defensa sin ocasionar daño al agresor.

Por otro lado, el Aikido nace de las artes marciales tradicionales del Japón. Los samuráis eran guerreros muy violentos. También está bastante empapado de la religión tradicional de este país. Así que ambas instituciones (militar y religiosa) convergen en la filosofía del Aikido, y por supuesto para que el Aikido pudiera internacionalizarse, tal como el Judo o el Karate do, el Aikido no podía difundirse con toda esa carga ideológica, por lo tanto se transforma en un deporte (tal vez me dirán que el Aikido no es un deporte, pero deben tener en cuenta que si bien no es un deporte competitivo, el Aikido es un deporte de formación en tanto que se practica para la salud, el bienestar y el desarrollo personal y son muchas escuelas que no transmiten toda su filosofía y principios).

Teniendo en cuenta los detalles señalados y sin ánimo de profundizar o entrar en discusiones al respecto de la filosofía del Aikido, en mi opinión, la etiqueta del Aikido converge entre esas tres ideologías: militar, religiosa y deportiva. Como código militar, es bastante jerárquica y estricta, como principio religioso, es moralista y como norma deportiva, está muy reglamentada. Así entonces, la etiqueta de Aikido regula la convivencia en el dojo con una normativa bastante estricta (por supuesto según sea la escuela y su cabeza). Pero como norma ética, sugiere unos principios básicos que regulan las relaciones y la convivencia que, si bien son para los practicantes de Aikido dentro del dojo, también puede empapar todos los ámbitos donde el aikidoka conviva, su hogar, su trabajo, etc.

En mi opinión la base de la etiqueta del Aikido es el respeto a sí mismo, al maestro, al compañero, al espacio, a los implementos de trabajo, a la naturaleza. Todos y cada uno de los seres del universo tienen derechos a su existencia y a una vida digna, y es a partir de ese reconocimiento del derecho de todos es que se puede convivir. No es posible la convivencia si falta el respeto, y es ahí donde se debe poner atención en toda relación cuando se comparte con el otro un espacio, una práctica, un proyecto, la vida.

La práctica del Aikido está encaminada a un continuo aprendizaje. Se aprende a relacionarnos con el otro, a lidiar el conflicto, la agresión, la manera adecuada de recibir un ataque, una técnica, no solo a nivel físico, sino verbal y psicológico. La etiqueta es ese aspecto psicológico y hasta espiritual de la práctica el Aikido en ese plano donde las almas se encuentran, donde se pone en práctica el Aikido espiritual, es el Aikido verbal y del lenguaje no verbal en el gesto, la mirada, la postura.

Es muy simple, por ejemplo el aseo del dojo es una norma de etiqueta básica que hace la práctica agradable, igual sucede con la vivienda y el lugar de trabajo; y también en el trato, en las palabras que usamos para comunicarnos debe haber pulcritud. Expresar con claridad lo que sentimos y lo que pensamos manteniendo el tacto y respeto de acuerdo a las circunstancias del momento.

En el dojo también expresamos agradecimiento a todo y por todo, desde que se entra al dojo debemos inclinarnos hacia el interior mostrando agradecimiento al espacio por acogernos, agradecemos a los compañeros y al maestro. El agradecimiento hacia las cosas y personas que hacen parte de nuestras vidas le aporta valor y sentido a las relaciones. Así es, la venia no es solo un saludo, es un gesto de respeto y agradecimiento a la vida.

En sí, todos los aspectos de la etiqueta son valores para crear un ambiente agradable de convivencia y aprendizaje, y si hay claridad, agradecimiento y respeto es posible alcanzar ese clima. Por supuesto, en la convivencia diaria con los demás puede haber roces y dificultades, y debemos trabajar duro, entrenarnos en la resolución del conflicto por medio de las estrategias del Aikido y trascenderlas a otros aspectos y espacios de nuestras vidas. Eso puede darnos posibilidades de mejorar, de crecer personal y socialmente con todos los que comparten nuestro espacio vital y más allá.

lunes, 11 de mayo de 2020

Tipos de Ataques Verbales


Sólo cuando no nos tomamos las palabras y los sentimientos de nuestro interlocutor como algo personal, podemos realmente escuchar con atención lo que quiere decirnos

─ Barbara Berckhan


Los ataques verbales pueden ser diversos y muy variados, así que una vez identificado la intensión del agresor, es interesante que tipo de agresión es porque podría darnos una pista de cuál es su intensión y el nivel de la ofensa cual es el rango de poder cree tener sobre uno.

Las ofensas pueden ser simples insultos, burlas, críticas, acusaciones, engaños, objeciones, presiones o demandas. Toda una gran variedad según sea su intensión o el daño que pretenda hacernos a nivel personal, profesional, según sienta que somos una amenaza para él o crea tener poder sobre nosotros. En ello vemos que algunos de los ataques pueden ser directos y claros en su agresión, sin embargo algunos no lo son, por ejemplo el engaño, tal vez puedan parecer incluso halagos ocultando las verdaderas intenciones de sus palabras.

Los insultos y burlas son esfuerzos de ridiculizar y provocar al ofendido, hacerlo sentirse y verse mal reduciendo su autoestima. Normalmente contienen vulgaridades, referencias sexuales o expresiones desagradables, con referencias a la apariencia física, su modo de ser y demás con la que el afectado pueda verse reflejado o identificado. Podría pensarse que son el tipo de palabras necias que uno puede simplemente ignorar, sin embargo cuando uno se siente herido por ellas debe hacer algo para sobreponerse y buscar la manera de superarlo, y las diferentes como el gesto mudo, desviar la atención u otro comentario que muestre que no se siente afectado por su necedad puede ser suficiente.

Las críticas o juicios de valor son calificativos negativos hacia nuestro quehacer, cualidades, logros que pretende menos preciar nuestra capacidad y valía. Igual que el insulto es un ataque directo y claro que marca la mala intención que agresor. También estos ataques pueden ser superados con el buen ánimo, la respiración, profunda y manteniendo la compostura. Las respuestas pueden ser como el ceder y consentir o ceder y defender, es como aceptar su crítica como constructiva. Por supuesto, puede haber muchas otras defensas a tener en cuenta según la situación correspondiente.

Las acusaciones son connotaciones negativas con respecto a nuestra actitud o acciones en las que nos culpabilizan de actos o consecuencias malas que han sucedido, donde el agresor se hace la víctima, o nos culpa de hacer daño a alguien más. En tal caso, confrontar y hablar claro son posibles técnicas defensivas a las que debemos recurrir.

Los engaños son intentos de falsificar la verdad con intención de beneficiarse de nosotros o conducirnos al error. Como bien decía antes, en estos casos tal vez la agresión no sea directa, o más bien, no es tan evidente, puede darse palabras dulces y agradables y solo notamos el daño una vez vemos las consecuencias del engaño. Por lo que estar atento y despierto a la situación es menester en estos casos.

Las objeciones y resistencias son intentos de bloquear iniciativas o acciones que planteamos para una empresa o proyecto, por lo que es necesario hablar claro y definir las reglas del juego son prioritarios para seguir adelante.

Las presiones y demandas son exigencias o pedidos de parte del agresor a nuestra persona que pueden ir más allá de nuestra capacidad o posibilidades de cumplir o simplemente no nos corresponde. Al igual que en toda negociación, en este caso, se debe tener claro las reglas del juego, constatar objetivamente el tema en cuestión.

Puede que hayan más tipos de agresiones verbales que faltan por tener en cuenta, y tal vez las enumeradas aquí abarque las diferentes perspectivas y otras agresiones como, por ejemplo, la calumnia sean subcategorías. Lo que importa es que en toda situación estresante es necesario estar dispuesto a esclarecer el conflicto creando las condiciones adecuadas para la discusión y la negociación, tal como la práctica del Aikido, la etiqueta está hechas para crear un clima agradable para la ejecución de las técnicas, en las negociaciones verbales se debe mantener la diplomacia y recordar que no se trata de tener una victoria si no de superar una situación desagradable y aprender lo que se pueda de ella.

lunes, 4 de mayo de 2020

Reconociendo los ataques verbales 2


El autocontrol no es solamente serenidad; es un medio de dar a los demás confianza en sí mismos

Ahora debemos ocuparnos de la contraparte, el emisor que ha proferido un ataque verbal con plena intensión de ofender, lastimar, hacer daño. Es posible que un comentario realmente sea ofensivo y lleve todo el veneno de procurar sacarnos de casillas o mostrar dominio sobre uno, que lleva toda la mala intensión de lesionar nuestra autoestima.

En tal caso debemos igual que antes mantener la calma, respirar profundo y mantener la compostura, y sobre todo tomar distancia, darnos cuenta del sentimiento que surge en nuestro corazón y preguntarnos porque nos sentimos así, para luego hacer irimi tenkan, es decir, entrar y girar. O sea, tal como se interpreta el irimi en Aikido es entrar, ¿entrar dónde? Pues a la esfera vital del compañero. En el lenguaje no verbal, la proxemia hace referencia a las distancias que los individuos deben conservar de acuerdo al nivel de intimidad social que hay entre los individuos. Por ejemplo entre compañeros de trabajo hay una distancia personal, aquella en la que extendiendo el brazo se puede tocar al compañero. En Aikido es la distancia en la que nos tocamos las manos de ambos extendiéndolas adelante, y al iniciar la técnica damos un paso adelante hacia el compañero y a su lado tal que invadimos su espacio íntimo (menos de 15 centímetros entre los cuerpos de ambos) y luego nos giramos quedando al lado y mirando hacia donde está mirando el compañero, Reconociendo los ataques verbales consiste en empatizar con el agresor verbal, entro al punto de vista del compañero, me pongo en sus zapatos y trato de comprender cuál es su idea.

Por ejemplo, siguiendo el caso del comentario inadecuado de mi profesor, supongamos que efectivamente su intención es ofenderme recalcando que él considera que mi técnica es brusca. En tal caso ante el comentario: compañero “estos taekwondistas quieren hacer todo la brava”, la respuesta podría ser la “réplica desintoxicante”, es decir repetir sus palabras y preguntar sobre ellas, entonces la respuesta sería: “los taekwondistas queremos hacer todo a la brava ¿Qué quieres decir con eso?” con ello hago irimi tenkan, trato de entrar en su mente e indago sobre cuál es su mirada al respecto de los taekwondistas haciendo Aikido, es decir no permito que me afecte, por eso no indago si él considera que mi técnica es brusca, sino que indago sobre qué significa para él la frase pronunciada.

Por supuesto no es tan fácil tener toda esta elaboración de la réplica desintoxicante en esos momentos que somos sorprendidos con una ofensa, por eso este tipo de respuestas suelen darse cuando uno, en cierta forma, es víctima de acoso laboral, de bulling, o sea que los ataques son continuos durante un tiempo significativo como para descartar que es solo un chascarrillo del momento y, por supuesto hemos analizado con cuidado que hay realmente una mala intensión de parte del compañero en sus ataques. Esto es otra estrategia de defensa personal que suelo recomendar a mis estudiantes. Nunca contra ataque sin antes tomar distancia y estudiar los movimientos del contrincante para tener una idea de cuáles pueden ser sus fortalezas y debilidades en la lucha. Una defensa en cualquier caso no puede hacerse sin un estudio profundo de las circunstancias, del agresor y las posibilidades que tenemos. 

Así pues, la defensa personal es una habilidad que requiere de mucho entrenamiento, disciplina y constancia, igual la defensa verbal, es necesario entrenarse para mantener la compostura ante un ataque verbal, tener el conocimiento para la autoobservación de las emociones movidas y de las intenciones expuestas, y de las estrategias que se debe llevar a cabo para la defensa. No hay respuesta ingeniosa automática que nos surja en el momento que somos agredidos con palabras, como tampoco ante un golpe repentino si no nos hemos preparado física y mentalmente para asumir la defensa de los derechos propios y de nuestros seres queridos con un entrenamiento consciente y disciplinado de nuestros reflejos de autodefensa.

¿Es el Aikido un arte marcial meramente defensivo?

 Cuando yo empecé a practicar artes marciales, más exactamente Taekwondo, mi profesor solía decir que “deberíamos usarlo únicamente como def...