jueves, 29 de octubre de 2020

AIKIDO PARA NIÑOS



 Entre las actividades físicas recomendadas para los niños se encuentras las artes marciales, puesto que con ellas ellos desarrollan habilidades de defensa y autocontrol favoreciendo la toma decisiones y el desarrollo de habilidades motoras como la coordinación, el equilibrio, además de reflejos o respuestas rápidas a estímulos externos.

El Aikido, como arte marcial enmarcada en una filosofía humanista, se encamina a formar estudiantes en un ambiente de cordialidad y respeto por sí mismo, los compañeros y el medio ambiente donde entienden que el compañero es necesario para alcanzar sus metas.

Por ser el Aikido  un arte marcial no violento, el niño aprende a controlar sus impulsos agresivos evitando con ello ser iniciadores de situaciones conflictivas, buscando más bien la cooperación con los compañeros. Y si se encuentran envueltos en esas situaciones difíciles podrá enfrentarlas con calma y buscará neutralizar al agresor reduciendo el riesgo de hacerle daño o resultar dañado. Precisamente, es esta habilidad de canalizar la agresión del adversario (aunque sea más grande) favorecerá su autoestima.

Por supuesto estas habilidades de mantener la calma, de autocontrol y cooperación, así como la etiqueta practicada en el dojo de Aikido, debe reflejarse en otros ambientes sociales del niño como la casa y la escuela por lo que podría aumentar exponencialmente su rendimiento escolar y mejorar las relaciones con sus compañeros y demás miembros de la familia.

 

 

miércoles, 15 de julio de 2020

Senshin (先 心): La mente iluminada


En primer lugar se debe tener en cuenta que Shin () es un concepto muy amplio que abarca tanto la mente, el corazón y el espíritu, porque después de todo para el japonés no hay diferenciación entre todos estos términos porque son uno en el sentido profundo de su significado.

La iluminación es el fin último de la meditación zen, y también de la práctica del Aikido, el budo y, de hecho, de todas las artes orientales que encuentran en sus actividades la oportunidad de alcanzar la maestría y la vía de auto superación. Senshin, es la trascendencia que abarca y replica todos los otros espíritus del budo y que no se puede nombrar o comprender con la razón, porque no es racional, es eso y mucho más.

En el senshin se reconoce, se comprende y se siente la conexión universal de todos los seres existentes por lo que el respeto y protección de la naturaleza y todos sus seres se da de manera espontánea,  simple, natural y fluida: nada es malo, nada es bueno, el mundo solo es lo que es, solo hay que observarlo; la vida solo hay que vivirla.

Ser UNO con el universo es cumplir esa función de observador que vive, siente y expresa su naturaleza en cada uno de sus actos, nada especial, sin embargo una forma de existir muy difícil de aceptar y de comprender que, para algunos, requiere de toda una vida de práctica y entrenamiento, y para muchos pasa sin darse cuenta, sin despertar. Y aun así, los maestros zen describen como algo natural, la iluminación debe darse incluso antes del despertar, de iluminarse, es reconocer el camino y transitarlo, observarlo y expresarse en el flujo de la vida misma.

viernes, 26 de junio de 2020

Aikido verbal para confrontar una conversación difícil


Si vences al enemigo seguirá siento tu enemigo, si lo convences seguirá siendo tu amigo
   Anónimo

Cuando la gente me pregunta si Aikido sirve para la defensa personal yo respondo que no, tal vez y a veces sí, es decir, no es posible garantizar que alguien se pueda defender de una agresión inesperada por muchas estrategias o técnicas que se haya aprendido en cualquier arte marcial si no entrena durante mucho tiempo todas esas técnicas. El entrenamiento es fundamental para que eso que estudia se haga parte integra del conocimiento y habilidad del practicante y, solo tal vez pueda ser que lo estudiado sea una nueva forma de responder instintiva y espontáneamente a un ataque. De hecho, los competidores entrenan para estar preparados para la contienda y, por lo menos ellos, saben cuándo tendrá el encuentro y las reglas con las que se someterán.

Por eso, cuando uno sabe que tendrá una conversación difícil, bien sea en el trabajo, el estudio o cualquier otro ámbito lo primero que debe hacer es prepararse para ello, entrenar las habilidades, estudiarlas. La claridad, honestidad, la calma, el contexto deben entrenarse, así como el vocabulario, el lenguaje corporal, todo son habilidades que se pueden aprender y entrenar.

Entonces antes de enfrentar la conversación es bueno planear mis argumentos tomando nota de ellos, de los temas que considero se deben tratar, de cuales definitivamente no, de cuál es mi punto de vista y cuál es posiblemente el de mi contraparte. Es analizar como una partida de ajedrez mis jugadas y las posibles de él. Esto me da claridad y seguridad de mis argumentos, aunque se debe considerar, por ejemplo, la capacidad y disposición de escuchar que tiene el otro, los buenos argumentos no tienen ningún peso ante los fanáticos que creen tener siempre la razón.

Por eso la disposición a escuchar es fundamental en toda conversación, con ello accedemos a información valiosa sobre su punto de vista y argumentos además que aumentamos nuestros conocimientos al respecto del tema y, tal vez, de nuestro compañero, y le generaremos confianza a él al sentirse escuchado y respetado (aspectos esenciales para una comunicación fluida y asertiva), lo permite que cada cual sea más abierto y sincero en expresar sus ideas, lo que favorecerá una búsqueda en una solución al tema que se está tratando. Sin embargo debemos tener en cuenta que no además de los argumentos, en una conversación hay otros aspectos que influyen en su desarrollo y las decisiones, como por ejemplo en ambiente donde se lleva a cabo.

El contexto y ambiente donde se lleva la conversación es importante. El espacio donde se ha de realizar debe reunir unas mínimas características de privacidad, además debe reflejar ese sosiego que queremos transmitir de nuestro estado de ánimo, de equilibrio y atención, que no haya bulla que interfiera el dialogo y la escucha.

Además hay que tener delicadeza en el trato y las palabras más allá de la diplomacia en el sentido de que se debe ser suave y firme con honestidad y sin ofender. ¿Cómo así? Humorísticamente cuando se habla de honestidad se suele mostrar a gente que da un trato brusco, como por ejemplo, cuando alguien llega de viaje y le muestra las fotos del viaje a su amiga le dice “mira te voy a humillar al mostrarte lo divertido que la pasé” en vez del trato diplomático de decir “mira te voy a mostrar las fotos del viaje”. La honestidad no quiere decir que debamos mostrar nuestra intensión de humillar, ofender o maltratar al otro, la honestidad es mostrar lo que sentimos y buscamos alcanzar con la discusión, no es cuestión de ganar por encima de nuestro interlocutor, sino ganar con nuestro interlocutor. Debemos distinguir la diferencia entre lo que opinamos y lo que sentimos, por ejemplo puedo opinar que el otro es torpe y eso no quiere decir que la realidad sea así o que siento que el otro es torpe, eso no es un sentimiento, tal vez me siento incomodo o ridículo frente a las acciones de él. Mi opinión y mis sentimientos son problema mío, los actos torpes que de pronto comete el otro es problema de él y debo distinguir esa diferencia antes de poner ese tema en la discusión. Con esa claridad es posible ser delicado, discreto y honesto en la conversación.

Por supuesto no siempre tenderemos todas las herramientas para afrontar una conversación difícil, sin embargo con un buen entrenamiento es posible ir venciendo esas brechas que nos dificultan actuar con acierto y, tal vez, con el tiempo tendremos la habilidad de ser un buen intermediario en discusiones difíciles y en la resolución de conflictos.

Gracias.

jueves, 18 de junio de 2020

La inteligencia emocional a través del Aikido


Conviene no olvidar que todo lo que es percibido por la mente, el corazón y el espíritu, se vive con el cuerpo y por el cuerpo
     José Santos Nalda

Soy un convencido que lo fundamental del Aikido, como arte de armonización y paz, es la habilidad de sentir al compañero, sus intenciones y la energía que entrega en la práctica. Sin esa sensibilidad de la energía que se vive en la práctica, el Aikido no sería más que otro deporte para estar en buena condición física y entretenerse un rato después o antes de un día laboral. El Aikido trasciende la práctica de ejecución de técnicas y de mantenimiento físico para ser un arte donde se desarrolla la sensibilidad por las acciones del compañero, sus intenciones o proyección de su energía al momento de hacer un ataque o ejecutar una técnica, es por eso que puede responder acertadamente al acontecimiento de la práctica, bien recibiendo la técnica o ejecutándola.

Ser sensible, en eso consiste la continuidad de consciencia, el momento presente, el ahora, es sentir la vida ya, con el tacto, con el olfato, la vista, el oído, el corazón, la mente, con todo el ser, y eso también implica la emoción. Y en ese sentido el control emocional del Aikido trasciende el simple dominio de la emotividad (expresión de las emociones de forma reactiva e impulsiva) como solía exigirse a los samuráis en su época, sino que es el desarrollo de la inteligencia emocional tal como se entiende en la actualidad: dominio de la las inteligencias intrapersonal (comprensión y regulación de las propias emociones) e interpersonal (comprensión de las emociones de los otros con la respectiva habilidad de reaccionar de acuerdo a ello). No es solo comprender mi propio estado emocional, no es solo evitar hacer daño con mis armas al otro, es comprender al otro, sus intenciones y guiarlo a la reconciliación. No solo siento mis emociones, debo sentir las emociones de mi compañero que se expresan por su cuerpo y por sus palabras.

Cuando se es sensible a las propias emociones y a las del compañero se es posible pensar en la convivencia, en la reconciliación y en soluciones que beneficien a las partes implicadas porque es posible comprender los sentimientos que se ponen en juego, la energía que corre en medio y hacia dónde se dirige. Tal sensibilidad se desarrolla al mantenerse muy relajado en la acción, eso es Aikido y en tal actitud es posible sentir la intención del compañero, la energía que pone en el ataque o la técnica y la dirección en que se proyecta la energía, se siente el desequilibrio y las posibilidades de recuperar nuevamente el equilibrio. Eso es inteligencia emocional, sentir una emoción, distinguirla y comprenderla, saber en qué momento y por qué se siente al tiempo que se distingue la emoción del compañero detrás de la intención, de la acción o las palabras. Tal habilidad es posible cuando se está en calma, tranquilo, con un buen ánimo.


En ese sentido, practicar Aikido y entrenar la inteligencia emocional tienen mucho en común y en una buena orientación de la práctica podría ser lo mismo: desarrollar la sensibilidad de la energía que se pone en juego en un intercambio de acciones con el compañero, la familia o cualquier tipo de relación donde se convive con otros seres humanos. Es desarrollar el tacto y el corazón para aumentar la empatía y hacer de la convivencia una experiencia agradable y enriquecedora donde se aprende de cada acción, de cada técnica, de todos y todo donde podemos vivir a plenitud el Aikido.

sábado, 6 de junio de 2020

Superando la “toxicidad” con Aikido


No juzgar puede significar no aferrarse a los inevitables juicios de valor que la mente crea
─ Daniel Siegel

Hace rato me llama la atención el verbo to be de la lengua inglesa, porque traducido al español significa ser o estar. Es decir su sentido es ambiguo en tanto que ser hacer referencia a una cualidad de la personalidad y el estar a una situación puntual momentánea, o sea, si digo en inglés “i’m sad”, puedo interpretarlo como soy triste o estoy triste. En español la diferencia es clara, “soy triste” dice que mi personalidad tiende a ser melancólica, etc., pero el estoy triste se interpreta que en este momento me siento triste y tal vez luego se me pase y la emoción cambie a alegre. El ser da la impresión que ese cambio no puede ser posible, el estar es pasajero. Y es que ser o estar no es lo mismo al momento de juzgar y puede afectar al otro cuando se le califica por situaciones momentáneas, como por ejemplo, decir que alguien es “toxico” por un comportamiento errado del momento.

Por eso en el Aikido Verbal el modo que usamos el lenguaje es importante: No es lo mismo decir soy “toxico” a estoy “toxico”, juzgar por las acciones del momento aunque sean repetitivas es erróneo. El fundador del Aikido solía insistir en que cada técnica es única, irrepetible, por lo que estudiar Aikido por la imitación y copia de las técnicas no es adecuado, Aikido se debe estudiar por aplicación de sus principios básicos y debe haber una comprensión profunda de ellos. Igual en el Aikido verbal se debe comprender esos principios del lenguaje, y como usarlos, y lo primero es reconocer la propia “toxicidad”, del cómo hacemos juicios de valor constantemente de nuestros compañeros, del vecino, de los miembros de la familia y guiamos nuestras relaciones a partir de esas opiniones sin hacer una valoración y escrutinio real.

Es cierto, es inevitable hacer juicios de valor de los demás y de uno mismo, somos seres del lenguaje, con él construimos nuestro propio mundo, lo comprendemos y nos expresamos, no podemos existir fuera del lenguaje y debemos hacernos cargo de eso, debemos hacernos cargo de nuestros sentimientos, de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, de nuestra vida, de cómo nos afecta el trato y contrato con el otro, con el compañero, la familia. Debemos comprender el poder de las palabras, de cómo afecta nuestra vida y la de los demás, y sobre todo qué nos afecta desde adentro, es decir, no es lo que el otro me dice lo que me afecta, es lo que yo interpreto y entiendo eso que me dice lo que me afecta, es la propia “toxicidad” la que hace daño. Por eso cuando se domina la técnica de Aikido ya no hay rival, el compañero y el aikidoka somos uno, ya no nos aferramos a la idea de contienda, nos apoyamos en la construcción de una relación “nutritiva” que nos fortalece en cada encuentro.

martes, 26 de mayo de 2020

El Aikidoka frente a una persona “toxica”


Los pensamientos personales limitan, categorizan y complican

      Taisen Deshimaru


Antes de hablar de persona “toxica” debo aclarar que tal calificativo no me gusta, a la larga es un término que se convierte en aquello que pretendemos erradicar con el Aikido verbal: esos adjetivos que descalifican al compañero y lo discriminan. Aunque no podemos negar que en la convivencia cotidiana, nos encontramos con personas que de alguna u otra forma genera cierto nivel de conflicto, después de todo, compartir espacios, momentos, bien sea en el trabajo, en la casa, el barrio, puede provocar un choque de intereses entre ellas. Son esas personas que parece tienen una mentalidad y un comportamiento que perjudican a los demás y a sí mismos. Y por supuesto debemos aprender a identificarlos y a tratarlos para no dejarnos contaminar de su negatividad y perder el buen ánimo que podamos tener.

¿Cómo podemos identificar una persona “toxica”? creo que más que identificar alguien “toxico”, se trata de reconocer nuestra “toxicidad”, es decir, una persona solo es “toxica” si nos afecta su comportamiento o sus palabras. Me explico: la toxicidad es “la capacidad de una sustancia química de producir efectos nocivos sobre un ser vivo”. Pero en las relaciones humanas, las palabras o comportamientos de una persona no tienen ese efecto en sus cuerpos físicos, solo puede ocurrir a nivel afectivo o mental si solo y solo si permito sentirme afectado. Así que en vez de juzgar a otra persona con adjetivos negativos (es egoísta, envidiosa, etc.), debo examinar cómo me siento ante lo que dice o hace el otro y darme cuenta que es por su comportamiento. Por ejemplo, si alguien se comporta de manera egocéntrica, por lo menos a mí me tiene sin cuidado, sin embargo cuando éste empieza con exigencias extravagantes como lealtad, como si uno fuera un tipo de sirviente o seguidor de él, es algo que puede afectarme, eso hace que la relación sea vertical en vez de horizontal donde él se considera por encima de mi persona. Eso no es correcto en las relaciones humanas, de amistad o compañerismo, no en una sociedad de derecho. Las jerarquías solo se dan en las instituciones donde se necesitan y aceptan como la iglesia o el ejército y tal vez en las empresas solo a nivel del poder de decisión correspondiente, pero no en las relaciones humanas. Entonces cuando reconozco que yo me creo con privilegios por encima de otros que considero de menor rango reconozco mi “toxicidad egocéntrica” y me siento afectado por aquel otro se considera superior a mí.

Cuando uno se encuentra con personas que me hacen sentir culpable, inferior, si siento malestar, que me roba energía o menos cava mi autoestima lo mejor es alejarse de él en cuanto sea posible. Sin embargo no siempre es posible hacerlo, puede ser un compañero de trabajo o un familiar cercano que no podemos evitar tan fácilmente, en ese caso debemos asumir la postura firme, respirar profundo y poner el escudo protector, o sea poner límites y con asertividad defender los propios derechos, reconocer los de él y compasivamente comprender su postura, hasta ayudarlo a darse cuenta de su comportamiento y juntos aprender nuevas maneras de convivir.

Al tratar con una persona que expresa continuamente esa “toxicidad” hay que tener claro que es un problema de él y por eso debemos marcar límites claros para mantener el propio equilibrio emocional y poder verlo desde una perspectiva de observador para comprenderlo entendiendo que puede ser una defensa que ha desarrollado y es parte de su personalidad. Lo cual puede darte  una habilidad para no sentirte afectado por sus continuos comportamientos y palabras “toxicas”, y con tacto apoyarlo para superar su comportamiento.

Sobre todo no permitas caer en el mismo comportamiento, busca el equilibrio al acercarte a personas “nutritivas” que enriquezcan tus experiencias, como por ejemplo acercarte a un dojo, o unirse a una clase de baile o cualquier otra actividad que te permita ser creativo y expresarte con libertad.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Técnicas de Aikido Verbal para mejorar la convivencia


En las relaciones corrientes con los demás nuestro vocabulario, forma de expresarlo y tratar a los demás es fundamental para lograr una convivencia armoniosa. En el Aikido es fundamental el trato adecuado, mostrar respeto y encontrar la manera de que el compañero acepte y sienta que podemos acompañarnos en el camino. Después de todo, siempre hay puntos en común entre ambos, así que expresar las ideas donde involucramos al otro en la construcción de un ambiente agradable es cómo funciona la técnica de Aikido.

Miremos algunas técnicas de Aikido Verbal en los diálogos cotidianos que favorecen la armonía que tanto profesa el Aikido:

Sea específico. Hablar con ambigüedades, generalizar, hacer preguntas cerradas suelen confundir al interlocutor y lleva a desacuerdos. Por ejemplo, las generalizaciones son una mala costumbre de señalar o etiquetar las situaciones. Las palabras como “siempre”, “nunca”, “todos” entre otras suelen encasillar un acontecimiento especifico como una regla general, por ejemplo decir “¡siempre haces lo mismo!” está calificando al otro en ser repetitivo en eso. Más bien decir “date cuenta que lo haces otra vez” como estrategia para que observe el acto especifico en el momento mismo que sucede y pueda cuestionar su relación con otros momentos en que lo ha hecho. Otra forma de ambigüedad es poner citas o compromisos sin fecha específica como, por ejemplo decir, “nos vemos el fin de semana”, ahí no hay claridad en que momento nos veremos; o por ejemplo decir “¿podemos vernos?”, es una pregunta cerrada que no solicita información al otro sobre su disponibilidad, es mejor unas preguntas abiertas como “¿Cuándo podemos vernos?”, en este caso estamos pidiendo información sobre el cuándo tiene disponibilidad.  En el budo, los ataques o golpes siempre necesitan precisión, cada golpe es un atemi, es decir un golpe a un punto preciso del cuerpo, no se golpea al bulto. Cuando se hace una técnica de Aikido siempre se marca el atemi a esos puntos vulnerables aunque no se aplique con toda su contundencia.

Evitar el “pero”. El “pero” es una palabra de enlace entre dos frases, oraciones o sintagmas que se contraponen, y con él se resalta esa oposición, o más bien la segunda oración anula la primera, por ejemplo: “soy pobre, pero honrado” está calificando que los pobres son deshonrados, lo cual no corresponde a la verdad, es una generalización estigmatizaste y discriminatoria. Así que más bien se debe decir “soy pobre y honrado”, lo cual corresponde a una condición económica y una virtud propia de la persona; o decir, “esas flores son bonitas, pero prefiero chocolates” está mostrando que no le gusta el regalo. En la práctica de Aikido esto es hacer contacto y moverse en la misma dirección del compañero en vez de bloquear oponiéndose al ataque.

Convierte las expresiones negativas en positivas. Las expresiones negativas, aquellas que denotan rechazo, evitación, descalificación del otro son muy recurrentes en nuestro discurso, por eso es mejor cambiarlas por expresiones positivas que puedan encausar la situación difícil, podría ser más adecuado para buscar una solución o abrirse al dialogo. Por ejemplo si tu hijo quiere jugar contigo cuando estas ocupado en vez de decir “no tengo tiempo ahora” decir “gracias hijo por tu invitación, y ahora estoy ocupado…” y darle tal vez el momento preciso que puedan jugar; o cuando alguien en un trabajo no logra hacerlo bien, en vez de decirle “lo estás haciendo mal” decirle “bien, analicemos donde está la falla”; o tal vez algo que hace el otro no te desagrada no decir “¿qué diablos es eso?” y más bien decir “ no estoy de acuerdo con eso” y expresar tu opinión sincera al respecto. En todo momento en Aikido se prefiere colaborar por encima del combatir, es decir, se reconoce que la verdad tiene muchas aristas, cada punto de vista sobre ella es importante tenerlo en cuenta, por eso se reconoce que hay que colaborar con una discusión entre las partes para llegar a un aprendizaje que beneficie a todos y cada uno de los participantes.

Mostrar agradecimiento. Ser agradecido es muy valioso al momento de relacionarnos con los demás, por ejemplo, cuando llegue tarde a una cita en vez de disculparte, agradece por la espera y la paciencia; o si necesitas un favor, mostrar agradecimiento por que te van a hacer incluso antes de pedirlo “te estaré muy agradecido por este favor”,  “gracias por su tiempo”. Toda la etiqueta del Aikido está enmarcado en el agradecimiento, por eso hacemos tantas venias en el transcurso de la clase aun antes de entrar al tatami y después cuando salimos del dojo.
Gracias.

jueves, 14 de mayo de 2020

La convivencia según Aikido


¡La verdad fue hecha para existir!, y no para que la sepamos. A nosotros solo nos compete inventarla
─ Clarice Lispector


El Aikido es una actividad física muy particular en tanto arte marcial de la paz parece paradójico que un arte de lucha se declare ser pacifico. Claro que todas las artes marciales modernas suelen venderse como artes de defensa personal que solo debe ser aplicado en caso de estar en riesgo serio de sufrir algún ataque real a su integridad física personal o de alguien cercano. Pero el Aikido pretende lograr esa defensa sin ocasionar daño al agresor.

Por otro lado, el Aikido nace de las artes marciales tradicionales del Japón. Los samuráis eran guerreros muy violentos. También está bastante empapado de la religión tradicional de este país. Así que ambas instituciones (militar y religiosa) convergen en la filosofía del Aikido, y por supuesto para que el Aikido pudiera internacionalizarse, tal como el Judo o el Karate do, el Aikido no podía difundirse con toda esa carga ideológica, por lo tanto se transforma en un deporte (tal vez me dirán que el Aikido no es un deporte, pero deben tener en cuenta que si bien no es un deporte competitivo, el Aikido es un deporte de formación en tanto que se practica para la salud, el bienestar y el desarrollo personal y son muchas escuelas que no transmiten toda su filosofía y principios).

Teniendo en cuenta los detalles señalados y sin ánimo de profundizar o entrar en discusiones al respecto de la filosofía del Aikido, en mi opinión, la etiqueta del Aikido converge entre esas tres ideologías: militar, religiosa y deportiva. Como código militar, es bastante jerárquica y estricta, como principio religioso, es moralista y como norma deportiva, está muy reglamentada. Así entonces, la etiqueta de Aikido regula la convivencia en el dojo con una normativa bastante estricta (por supuesto según sea la escuela y su cabeza). Pero como norma ética, sugiere unos principios básicos que regulan las relaciones y la convivencia que, si bien son para los practicantes de Aikido dentro del dojo, también puede empapar todos los ámbitos donde el aikidoka conviva, su hogar, su trabajo, etc.

En mi opinión la base de la etiqueta del Aikido es el respeto a sí mismo, al maestro, al compañero, al espacio, a los implementos de trabajo, a la naturaleza. Todos y cada uno de los seres del universo tienen derechos a su existencia y a una vida digna, y es a partir de ese reconocimiento del derecho de todos es que se puede convivir. No es posible la convivencia si falta el respeto, y es ahí donde se debe poner atención en toda relación cuando se comparte con el otro un espacio, una práctica, un proyecto, la vida.

La práctica del Aikido está encaminada a un continuo aprendizaje. Se aprende a relacionarnos con el otro, a lidiar el conflicto, la agresión, la manera adecuada de recibir un ataque, una técnica, no solo a nivel físico, sino verbal y psicológico. La etiqueta es ese aspecto psicológico y hasta espiritual de la práctica el Aikido en ese plano donde las almas se encuentran, donde se pone en práctica el Aikido espiritual, es el Aikido verbal y del lenguaje no verbal en el gesto, la mirada, la postura.

Es muy simple, por ejemplo el aseo del dojo es una norma de etiqueta básica que hace la práctica agradable, igual sucede con la vivienda y el lugar de trabajo; y también en el trato, en las palabras que usamos para comunicarnos debe haber pulcritud. Expresar con claridad lo que sentimos y lo que pensamos manteniendo el tacto y respeto de acuerdo a las circunstancias del momento.

En el dojo también expresamos agradecimiento a todo y por todo, desde que se entra al dojo debemos inclinarnos hacia el interior mostrando agradecimiento al espacio por acogernos, agradecemos a los compañeros y al maestro. El agradecimiento hacia las cosas y personas que hacen parte de nuestras vidas le aporta valor y sentido a las relaciones. Así es, la venia no es solo un saludo, es un gesto de respeto y agradecimiento a la vida.

En sí, todos los aspectos de la etiqueta son valores para crear un ambiente agradable de convivencia y aprendizaje, y si hay claridad, agradecimiento y respeto es posible alcanzar ese clima. Por supuesto, en la convivencia diaria con los demás puede haber roces y dificultades, y debemos trabajar duro, entrenarnos en la resolución del conflicto por medio de las estrategias del Aikido y trascenderlas a otros aspectos y espacios de nuestras vidas. Eso puede darnos posibilidades de mejorar, de crecer personal y socialmente con todos los que comparten nuestro espacio vital y más allá.

lunes, 11 de mayo de 2020

Tipos de Ataques Verbales


Sólo cuando no nos tomamos las palabras y los sentimientos de nuestro interlocutor como algo personal, podemos realmente escuchar con atención lo que quiere decirnos

─ Barbara Berckhan


Los ataques verbales pueden ser diversos y muy variados, así que una vez identificado la intensión del agresor, es interesante que tipo de agresión es porque podría darnos una pista de cuál es su intensión y el nivel de la ofensa cual es el rango de poder cree tener sobre uno.

Las ofensas pueden ser simples insultos, burlas, críticas, acusaciones, engaños, objeciones, presiones o demandas. Toda una gran variedad según sea su intensión o el daño que pretenda hacernos a nivel personal, profesional, según sienta que somos una amenaza para él o crea tener poder sobre nosotros. En ello vemos que algunos de los ataques pueden ser directos y claros en su agresión, sin embargo algunos no lo son, por ejemplo el engaño, tal vez puedan parecer incluso halagos ocultando las verdaderas intenciones de sus palabras.

Los insultos y burlas son esfuerzos de ridiculizar y provocar al ofendido, hacerlo sentirse y verse mal reduciendo su autoestima. Normalmente contienen vulgaridades, referencias sexuales o expresiones desagradables, con referencias a la apariencia física, su modo de ser y demás con la que el afectado pueda verse reflejado o identificado. Podría pensarse que son el tipo de palabras necias que uno puede simplemente ignorar, sin embargo cuando uno se siente herido por ellas debe hacer algo para sobreponerse y buscar la manera de superarlo, y las diferentes como el gesto mudo, desviar la atención u otro comentario que muestre que no se siente afectado por su necedad puede ser suficiente.

Las críticas o juicios de valor son calificativos negativos hacia nuestro quehacer, cualidades, logros que pretende menos preciar nuestra capacidad y valía. Igual que el insulto es un ataque directo y claro que marca la mala intención que agresor. También estos ataques pueden ser superados con el buen ánimo, la respiración, profunda y manteniendo la compostura. Las respuestas pueden ser como el ceder y consentir o ceder y defender, es como aceptar su crítica como constructiva. Por supuesto, puede haber muchas otras defensas a tener en cuenta según la situación correspondiente.

Las acusaciones son connotaciones negativas con respecto a nuestra actitud o acciones en las que nos culpabilizan de actos o consecuencias malas que han sucedido, donde el agresor se hace la víctima, o nos culpa de hacer daño a alguien más. En tal caso, confrontar y hablar claro son posibles técnicas defensivas a las que debemos recurrir.

Los engaños son intentos de falsificar la verdad con intención de beneficiarse de nosotros o conducirnos al error. Como bien decía antes, en estos casos tal vez la agresión no sea directa, o más bien, no es tan evidente, puede darse palabras dulces y agradables y solo notamos el daño una vez vemos las consecuencias del engaño. Por lo que estar atento y despierto a la situación es menester en estos casos.

Las objeciones y resistencias son intentos de bloquear iniciativas o acciones que planteamos para una empresa o proyecto, por lo que es necesario hablar claro y definir las reglas del juego son prioritarios para seguir adelante.

Las presiones y demandas son exigencias o pedidos de parte del agresor a nuestra persona que pueden ir más allá de nuestra capacidad o posibilidades de cumplir o simplemente no nos corresponde. Al igual que en toda negociación, en este caso, se debe tener claro las reglas del juego, constatar objetivamente el tema en cuestión.

Puede que hayan más tipos de agresiones verbales que faltan por tener en cuenta, y tal vez las enumeradas aquí abarque las diferentes perspectivas y otras agresiones como, por ejemplo, la calumnia sean subcategorías. Lo que importa es que en toda situación estresante es necesario estar dispuesto a esclarecer el conflicto creando las condiciones adecuadas para la discusión y la negociación, tal como la práctica del Aikido, la etiqueta está hechas para crear un clima agradable para la ejecución de las técnicas, en las negociaciones verbales se debe mantener la diplomacia y recordar que no se trata de tener una victoria si no de superar una situación desagradable y aprender lo que se pueda de ella.

lunes, 4 de mayo de 2020

Reconociendo los ataques verbales 2


El autocontrol no es solamente serenidad; es un medio de dar a los demás confianza en sí mismos

Ahora debemos ocuparnos de la contraparte, el emisor que ha proferido un ataque verbal con plena intensión de ofender, lastimar, hacer daño. Es posible que un comentario realmente sea ofensivo y lleve todo el veneno de procurar sacarnos de casillas o mostrar dominio sobre uno, que lleva toda la mala intensión de lesionar nuestra autoestima.

En tal caso debemos igual que antes mantener la calma, respirar profundo y mantener la compostura, y sobre todo tomar distancia, darnos cuenta del sentimiento que surge en nuestro corazón y preguntarnos porque nos sentimos así, para luego hacer irimi tenkan, es decir, entrar y girar. O sea, tal como se interpreta el irimi en Aikido es entrar, ¿entrar dónde? Pues a la esfera vital del compañero. En el lenguaje no verbal, la proxemia hace referencia a las distancias que los individuos deben conservar de acuerdo al nivel de intimidad social que hay entre los individuos. Por ejemplo entre compañeros de trabajo hay una distancia personal, aquella en la que extendiendo el brazo se puede tocar al compañero. En Aikido es la distancia en la que nos tocamos las manos de ambos extendiéndolas adelante, y al iniciar la técnica damos un paso adelante hacia el compañero y a su lado tal que invadimos su espacio íntimo (menos de 15 centímetros entre los cuerpos de ambos) y luego nos giramos quedando al lado y mirando hacia donde está mirando el compañero, Reconociendo los ataques verbales consiste en empatizar con el agresor verbal, entro al punto de vista del compañero, me pongo en sus zapatos y trato de comprender cuál es su idea.

Por ejemplo, siguiendo el caso del comentario inadecuado de mi profesor, supongamos que efectivamente su intención es ofenderme recalcando que él considera que mi técnica es brusca. En tal caso ante el comentario: compañero “estos taekwondistas quieren hacer todo la brava”, la respuesta podría ser la “réplica desintoxicante”, es decir repetir sus palabras y preguntar sobre ellas, entonces la respuesta sería: “los taekwondistas queremos hacer todo a la brava ¿Qué quieres decir con eso?” con ello hago irimi tenkan, trato de entrar en su mente e indago sobre cuál es su mirada al respecto de los taekwondistas haciendo Aikido, es decir no permito que me afecte, por eso no indago si él considera que mi técnica es brusca, sino que indago sobre qué significa para él la frase pronunciada.

Por supuesto no es tan fácil tener toda esta elaboración de la réplica desintoxicante en esos momentos que somos sorprendidos con una ofensa, por eso este tipo de respuestas suelen darse cuando uno, en cierta forma, es víctima de acoso laboral, de bulling, o sea que los ataques son continuos durante un tiempo significativo como para descartar que es solo un chascarrillo del momento y, por supuesto hemos analizado con cuidado que hay realmente una mala intensión de parte del compañero en sus ataques. Esto es otra estrategia de defensa personal que suelo recomendar a mis estudiantes. Nunca contra ataque sin antes tomar distancia y estudiar los movimientos del contrincante para tener una idea de cuáles pueden ser sus fortalezas y debilidades en la lucha. Una defensa en cualquier caso no puede hacerse sin un estudio profundo de las circunstancias, del agresor y las posibilidades que tenemos. 

Así pues, la defensa personal es una habilidad que requiere de mucho entrenamiento, disciplina y constancia, igual la defensa verbal, es necesario entrenarse para mantener la compostura ante un ataque verbal, tener el conocimiento para la autoobservación de las emociones movidas y de las intenciones expuestas, y de las estrategias que se debe llevar a cabo para la defensa. No hay respuesta ingeniosa automática que nos surja en el momento que somos agredidos con palabras, como tampoco ante un golpe repentino si no nos hemos preparado física y mentalmente para asumir la defensa de los derechos propios y de nuestros seres queridos con un entrenamiento consciente y disciplinado de nuestros reflejos de autodefensa.

miércoles, 29 de abril de 2020

Reconociendo los ataques verbales 1


“Entre lo que PIENSO, lo que QUIERO decir, lo que CREO decir, lo que DIGO, lo que QUIERES oír, lo que OYES, lo que CREES entender,  lo que QUIERES entender y lo que finalmente ENTIENDES……..Existen NUEVE posibilidades  de NO ENTENDERNOS.” 


En la comunicación siempre debe haber un emisor y un receptor, en Aikido hay un uke y un tori, siempre hay por lo menos dos personas interactuando entre ellos, así que para considerar si las palabras de otra persona son un ataque o no hay que considerar por lo menos dos cosas: cómo me siento yo por las palabras del otro; y cuál es la intensión del otro con sus palabras. Como bien señala las nueve posibilidades de no entendernos, un mensaje tiene muchas posibilidades de tergiversarse, aunque por supuesto, un ataque verbal puede ser directo como por ejemplo, un insulto. Sin embargo hay muchos ataques que tal vez no sean tan directos o incluso, solo sea un mal entendido.

Por eso para considerar unas palabras como ataque o no debo considerar primero, que siento yo; y en segundo, cual es la intensión del otro. En el primer caso yo soy responsable de mis sentimientos, es mi asunto. En el segundo caso, el otro es responsable de sus intenciones, es su problema.

Puede que las palabras sean ofensivas, pero si las ignoro o simplemente no me afectan el conflicto tal vez no trascienda más allá del disgusto del momento. Sin embargo hay palabras que no son ofensivas, o por lo menos no llevan esa intensión y me siento molesto y soy afectado por ellas, puede que eso trascienda y lleve a un escalonamiento del conflicto. Miremos con unos ejemplos: Cuando yo me iniciaba en Aikido en cierta ocasión mi profesor hizo un comentario que me molestó bastante. Estaba yo con mi compañero haciendo shiho nague, y mi profesor le dice a mi compañero “estos taekwondistas quieren hacer todo la brava”. Curiosamente, tanto mi compañero, como mi profesor y yo éramos también practicantes de taekwondo, sin embargo en ese momento la técnica no me salía bien y me estaba esforzando bastante por entenderla y dominarla, no era buen momento para tales chistes, me molestó tal comentario, por supuesto no dije nada pues tal vez no era una ofensiva, no era un ataque, sin embargo lo tome muy personal. 


También en muchas ocasiones he notado como mucha gente asume mis comentarios como ofensas. Sé que soy un poco brusco, o como dijo alguna vez una psicóloga de selección de personal “demasiado sincero” o, en otras palabras, “grosero”, es el título que uno se gana cuando siempre dice lo que piensa, la sinceridad no es socialmente correcta, no puedes decirle a una mujer fea que es fea y cosas por el estilo porque son asumidas como ataques verbales. Las palabras deben ser seleccionas con cuidado en el trato social porque pueden ser tomadas como ofensivas.

Siempre que mis estudiantes me preguntan por la defensa personal en Aikido, recalco que lo más importante y efectivo en casos de la autodefensa es mantener la distancia correcta de tal manera que el agresor no pueda alcanzarlo. Es lo mismo en la defensa verbal, hay que tomar distancia de las palabras del otro, es decir, no tomarlas de manera personal, ver la situación desde cierta distancia, no implicarse personalmente, considerar que tal vez las palabras no hacen referencia a mi persona. En  el caso del comentario de mi profesor en su momento, no debí creer a que se refería a mi mala ejecución de la técnica, sino a un simple chiste entre taekwondistas practicando Aikido.

La distancia emocional con respecto a las palabras ofensivas, o como lo denomina Barbara Berckhan “escudo protector” es ese buen ánimo que se puede conseguir con una respiración profunda y una postura erguida y centrada que se ha de lograr con la practica regular del Aikido. Es no asumir como un ataque personal y escuchar que son solo palabras vacías y sin sentido que dice alguien en su momento. Por supuesto, si hay realmente una intensión del otro ofender, dañar u otro tipo de agresión se debe pasar a considerar una defensa adecuada y correspondiente al nivel de agresión.

Algunos se preguntaran cómo es posible que con solo una respiración profunda y una postura centrada y erguida sea, en ocasiones, suficiente para responder a un ataque verbal, y es cierto, estudios de psicología han descubierto que los gestos, el lenguaje no verbal, afectan la mente, por lo tanto al concentrarse en mantener la respiración y postura puede ayudarlo a mantener el buen ánimo, la compostura y la energía con la que llega a hacer lo que le toca sin dejarse afectar por palabras necias.


viernes, 24 de abril de 2020

RESPUESTAS A UN ATAQUE VERBAL


Ante un agresión física de parte de alguien las opciones de responder a ello es de lucha o huida, o tal vez nos quedemos paralizados al no saber cómo actuar en esos casos, que es lo que casi siempre sucede a la mayoría de nosotros. Sin embargo en nuestra época y sociedad es más frecuente ser agredidos de modo verbal, a lo cual también tenemos reacciones diversas más o menos similares al combate cuerpo a cuerpo o de escapar de tal situación, que por lo general no es adecuado en tanto que el malestar persiste.

La respuesta que se considera más común es responder la agresión con agresión, es decir, entrar en una lucha con el otro, contra atacar. Por supuesto esta reacción no solo es inadecuada, sino que puede escalar el conflicto a situaciones dañinas y lamentables para las partes.

Otra respuesta considera común y un poco más adecuada es huir. Escapar, alejarse de la persona agresiva puede ser una solución cuando el agresor es algún desconocido en la calle, por ejemplo en un incidente de transito sin consecuencias, los insultos salen de su boca por considerar que él tenía la prioridad en la vía o algo semejante, pero si el caso es con alguien conocido que vemos con frecuencia es otra cosa, un compañero de trabajo por ejemplo, la huida la interpretará como que tiene poder dominante sobre uno y se volverá un compañero acosador posiblemente si solo lo evitamos sin ponerlo en su lugar, es decir, si no defendemos nuestros derechos.

Pero una reacción común es paralizarnos ante la agresión verbal, cada vez que alguien nos maltrata verbalmente de sorpresa nos deja atónitos y sin nada que decir, luego de lo que ha pasado nos imaginamos cientos de respuestas que deberíamos haber dicho, pero ya no tiene sentido y el malestar persiste.

Ante los ataques verbales también el agredido puede justificarse. La justificación es solo una argumentación de mi posición o acciones donde los actores de la discusión raramente están dispuestos a escuchar o recibir información del otro, realmente es una resistencia a comprender lo que el otro el otro expone en la discusión y no estamos escuchando sus argumentos.

Tal vez en las discusiones incomodas también uno de los actores trata de desviar la atención sobre el tema, lo cual más bien empeorará la situación porque el compañero lo interpretará como un intento de engaño, evasiva o minimizar la discusión. Eso no es conveniente y se volverá más difícil llevar el conflicto.

al hacer irimi tenkan quedamos en la
misma dirección que mira uke
La respuesta Aikido es una respuesta empoderada, en la que se toma una distancia emocional e intelectual (no tomarlo de manera personal) a las palabras del compañero y se hace un “irimi” hacia el punto de vista de él, es decir se entra a su esfera vital para comprender cuál es su punto de vista al acompañarlo desde allí (empatizar) y juntos encontrar una solución.

Para desarrollar una respuesta Aikido se debe, entonces, entrenar la respiración para centrarnos y los desplazamientos irimi tenkan (entrar y girar), para entrar al punto de vista del compañero y empatizar para encontrar la vía juntos.

martes, 21 de abril de 2020

FUDOSHIN: MENTE/CORAZÓN IMPERTURBABLE


El control emocional es de mucha importancia para el practicante de Aikido ya que dejarse dominar por las emociones podría desencadenar una serie de eventos desafortunados en la práctica o en situaciones estresantes y conflictivas.

El concepto “shin” que banalmente se nos traduce como “espíritu”, “mente” o “corazón” realmente hace referencia a ese mundo interno que compone todos esos conceptos, por tal, el fudoshin hace referencia a ese control emocional o escudo emocional de mantener un buen estado de ánimo a pesar de las situaciones estresantes que se presenten en la vida.

La práctica del Aikido, más allá de las técnicas, es una educación del control emocional: eso de moderar el uso de la fuerza, de tener autocontrol, de forjar el carácter son principios esenciales de un guerrero, de un aikidoka y es lo que debe ocurrir con la práctica misma cuando el estudiante comprende lo innecesario  del uso de la fuerza en la ejecución de una técnica de Aikido o en una disputa.

Un punto esencial para la ejecución de la técnica de Aikido es sincronizarla con la respiración, esto quiere decir que debe haber un control de la respiración, hacerla de forma profunda, enérgica como si se respirara con cada poro de la piel. Y como se ha observado en la psicología somática el ritmo de la respiración cambia según el estado emocional, así que si la respiración se mantiene de manera profunda y consciente es posible mantener el estado de ánimo, o mantener la calma aun en las situaciones más conflictivas o violentas, como supone es un combate cuerpo a cuerpo, como es un arte marcial, como es el Aikido.

Alguna vez por las redes sociales un compañero preguntaba sí es posible enseñar la filosofía de un arte marcial sin el discurso que lo sustenta, es decir, si su filosofía se sostiene por la práctica física sin hablar de etiquetas y valores. La respuesta inmediata que pensé fue que no es posible, toda acción humana no existe fuera del discurso que la sustenta, sin embargo el Aikido, bajo la orientación de un gran maestro tal vez es posible, en el sentido que si este enseña a controlar la respiración como base de la técnica misma, ya de por sí el estudiante está aprendiendo el autocontrol de sí, al ser consciente de su ritmo respiratorio sincronizado con los movimientos del cuerpo y la mente, aprende a moderar la fuerza al punto que la ejecución de la técnica puede aplicarse de modo suave y seguro para su compañero de tal manera que pueda recibir la caída reduciendo el riesgo de lesionarse.

Fudoshin, la mente imperturbable es esa habilidad de mantener el estado de ánimo, el control durante la ejecución de la técnica y en las discusiones. Es una habilidad que puede darse de modo natural si la respiración se hace de modo consciente, profundo y enérgico en sincronía con los movimientos del cuerpo y de la mente. No es solo mantener la calma, es mantener la acción que corresponde a las exigencias de la situación presente del momento.

miércoles, 8 de abril de 2020

Shoshin: mente de principiante


Sólo la liberación de la mente y del cuerpo puede permitirnos utilizar completamente el cuerpo, libre de preferencias mentales que dicten que el waza debe ser hecho de una determinada forma
─ Endo Seishiro


La mente de principiante, esa actitud que el practicante o estudiante debe asumir antes de acceder a un nuevo conocimiento, es mantener la mente abierta a nuevas posibilidades, es estar dispuesto a dejarse sorprender por la experiencia presente.

Sin embargo, sobre todo en seminarios, se puede ver esa resistencia a asimilar nuevas formas y estilos de hacer Aikido en muchos de los practicantes. Es muy común entre los participantes de los seminarios asistir para compararse y comparar a sus maestros, quieren ratificar que están con el mejor. La mayoría de las personas se afincan en conceptos absolutistas que le dan cierta seguridad, pero el Aikido de O’sensei era abierto a la experiencia según, creo, muchas de las anécdotas que he leído y escuchado de sus clases. Además él aseguraba que el “Aikido son los movimientos naturales del cuerpo humano”, por eso, los “estilos” de sus uchi deshi son tan diversos entre ellos, algo que considero muy positivo porque eso ha enriquecido bastante al mismo Aikido.

El shoshin, la mente de principiante siempre parece enfocada en el estudiante, pero mi pregunta es ¿y el instructor como participa de ella? Es muy habitual que el instructor muestre o enseñe algo desde un concepto absolutista, cerrado y encajado en un estilo, el kihon waza, la técnica básica tiene una forma preestablecida y bastante rígida. Eso lleva a la falta de flexibilidad que se observa entre practicantes avanzados en los seminarios, pues se forman en una corografía propia de su dojo particular que chocan con otras formas de hacer Aikido.

Afortunadamente el Aikido participa de un aprendizaje consciente, o por lo menos, es como debe ser la clase de Aikido, se desarrolla desde una mente abierta que acepta que cada nueva experiencia es única e irrepetible, considerando cada situación desde diferentes puntos de vista (ikkyo desde ai hanmi, desde gyaku hanmi, desde shomen, etc.), diferentes contextos (tachi waza, hanmi handachi waza,  randory, etc.) y, sobre todo, participamos de seminarios donde podemos conocer diferentes formas de hacer una misma técnica. Así que el instructor de Aikido de mente abierta debe mantener una actitud de aprendizaje no solo ante su maestro, sino ante sus estudiantes y compañeros manteniendo un discurso condicional, abierto donde cada técnica puede variar de acuerdo a las circunstancias o situaciones presentes, pues cada compañero tiene su modo particular de hacer las cosas, sus condiciones físicas son diferentes, su estado de ánimo puede ser diferente de clase a clase.

Entonces el shoshin, la mente de principiante debe ser inherente tanto en para el practicante, el estudiante, el instructor, el maestro para poder superarse en cada práctica porque implica un aprendizaje consciente, lo cual se refiere a que se debe retornar a lo básico para corregirse, no en el sentido de repetir la técnica básica una y otra vez, sino en mantener una mente abierta lo suficiente para saber que no forma de repetir lo básico, hay que entender que cada situación, cada momento es único y como tal hay que vivirlo a plenitud como quien tiene consciencia de las diferentes perspectivas posibles para asumir lo que es.

viernes, 3 de abril de 2020

HYOSHI: Sentido del momento oportuno


Siempre me ha parecido gracioso cuando veo en YouTube, o cualquier otra red social, cuando alguien dice que cierto actor de cine de acción ha hecho en determinada escena una técnica de Aikido. Aunque Aikido tiene un cierto número de técnicas que la identifican y ciertamente, se puede reconocer el Aikido en esas técnicas que practica con regularidad, no creo que los Ueshiba hayan patentado cada una de esas técnicas como exclusivas del Aikido, sobre todo, cuando el mismo fundador proclama que el Aikido es el movimiento natural del cuerpo humano, en otras palabras, nadie podría patentar la naturalidad de la biomecánica humana, la naturaleza no puede ser patentada. 

Lo que sí es cierto, es que un buen peleador puede aprovechar la oportunidad de aplicar una técnica cuando corresponde, eso es lo que yo entiendo por hyoshi: el sentido del momento oportuno.

Es claro que un novato para aprender una técnica de Aikido, debe primero conocerla a partir de movimientos preconcebidos enseñados por su maestro para conocer e identificar una determinada técnica, debe seguir rigurosamente los gestos y movimientos que este le enseña para asimilarla y algún día dominarla. Sin embargo un practicante avanzado debe desarrollar hyoshi, es decir la sincronización, el ritmo y cadencia con el compañero que componen la técnica, habilidad que nace en el momento mismo del ataque cuando el aikidoka deja que fluya el momento tal como corresponde, sin pensamiento, sin ideas preconcebidas. Solo dejando que el cuerpo actúe tal cual ha sido entrenado. 


martes, 31 de marzo de 2020

INTENCIÓN


Normalmente durante la práctica de Aikido la técnica inicia en el momento en que el uke toma la muñeca de tori, este agarre representa un ataque, sin embargo y en la mayoría de casos, este agarre es vacío, es decir carece de intensión, es solo tomar la muñeca del compañero y esperar que este haga su técnica. Pero ¿Cómo se puede hacer una defensa sin una ofensa? Si bien el ataque del uke durante la práctica no puede ser dañino, puesto que no es lo que se pretende hacer, solo colaborar con el ejercicio, es necesario que el ataque sea lo más sincero posible, es decir debe haber una intención.

Como dice Daniel Siegel en Cerebro y Mindfulness  “Las intenciones dotan de unidad a un momento concreto de la vida” (p 164). Aunque él lo explica a partir de la función de las neuronas espejo en el ejercicio de la atención plena, da cuenta como la intención da sentido y acción de la empatía en cuanto que con ella se puede predecir “lo que tiene el otro en la cabeza” y reaccionar en consecuencia a sus acciones porque “integra los mapas perceptivos y motores”. En cierto sentido es una reacción en cadena cuando la atención y la intención están integrados en la acción en un orden secuencial lógico.

Entonces, la sinceridad en el ataque en Aikido, teniendo consciencia de que trata el Aikido, consiste en unirse al compañero en la técnica, ser uno con él. Es decir, el ataque sincero no se trata de hacerle daño, sino de integrarse en el ejercicio y seguir el orden secuencial resultante. Es tal vez por eso, por lo menos en mi experiencia, que en ocasiones el resultado de la ejecución de tori no es la caída de uke, sino una contratécnica o tal vez un estancamiento, puesto que los movimientos realizados por tori llevan a ese resultado cuando cada uno es sincero en su ataque. Es muy frecuente ver como el uke hace una caída falsa, se tira porque no sigue la secuencia natural de los movimientos sino, por lo contrario, sigue una idea preconcebida de la técnica.

 Y es que hacer una técnica sincera, real es bastante difícil porque hay ideas preconcebidas de lo que es el Aikido o hay mal entendidos: Como arte marcial la gente cree que se trata de defensa personal, combate, lucha; como vía espiritual se cree que es meditación, danza. Sin embargo, el Aikido es mucho más complejo porque es todo eso y más, pero simplemente es un ejercicio de formación personal en todos los niveles de la consciencia desde el aspecto físico hasta la trascendencia y cada cual se adapta a él desde su nivel de consciencia presente.

Es importante entender eso de los niveles de consciencia porque es posible que durante la práctica nos encontremos con personas en diferentes niveles, por lo que el aikidoka debe adaptarse al compañero, sentir empatía por él y aplicar la técnica o el ataque desde esa cosmogonía, tener la intención de unirse al otro es jugar con ese espíritu que se refleja en su modo de practicar y actuar. Por ejemplo hay compañeros que hacen un ataque con una actitud prevenida, con miedo y hay otros que desafían al aikidoka y hasta a los maestros. En todo caso, el aikidoka debe siempre mantener la atención, el zanshin y la intención presente en cada acción de sus vidas y de la práctica para que el Aikido surja, nazca en sus corazones y la ejecución de la técnica sea inequívoca.

jueves, 26 de marzo de 2020

Ra ai: orden secuencial lógico


Orden, es un elemento básico en el entrenamiento, en la ejecución de la técnica, en la vida cotidiana. Todo tiene su lugar, los movimientos tienen su secuencia, es lo que permite que las cosas sean lo que les corresponde.

El tai sabaki, el movimiento del cuerpo en Aikido nace en el kikai (centro de gravedad del cuerpo humano) y se proyecta hacia las piernas y los brazos. Se mueve primero las caderas, el tronco, las piernas, los brazos por último pies y manos en una conexión entre sí en una ola que se proyecta hacia afuera.

También el waza, la técnica tiene una secuencia lógica en tres o cuatro momentos: el contacto  entre los compañeros, el desbalance de uke, el derribo de uke y por último, la inmovilización. Por supuesto en los nage waza no hay inmovilización, aunque en mi opinión debería.

La claridad de la palabra siempre consiste en este orden secuencial lógico del discurso, cuando se expresa algún deseo o idea es necesario ordenar con precisión las ideas y conceptos, por ejemplo, ¿cómo describiremos la forma adecuada de hacer una técnica? Hagamos el ejercicio:

Primer principio. Ikkyo es la primera técnica del Aikido, es una técnica de control o inmovilización contra el piso. Su forma más básica se aplica desde el ai hanmi katate dory (agarrar la mano del compañero por la muñeca del mismo lado: la mano derecha agarra la mano derecha o la mano izquierda agarra la izquierda).

Ejecución: El kamae (guardia) adelanta la pierna izquierda doblada por la rodilla y ofrece la mano izquierda al compañero para que él tome la muñeca izquierda con su mano izquierda al tiempo que también hace la misma guardia. Una vez en las guardias, quien ha sido tomado por la muñeca (tori) se desplaza un poco la pierna izquierda hacia el lado izquierdo al tiempo que levanta la mano izquierda por encima de la cabeza y un poco apoyado sobre la mano del compañero (uke) buscando con ello tomar la muñeca por el lado externo de la misma  y con la mano derecha toma el codo del brazo izquierdo de uke. Una vez apoyado el pie izquierdo en su nueva postura fuera de la línea de ataque avanza la pierna derecha al tiempo que baja ambas manos arrastrando el brazo de uke hacia el piso, atrás y al lado izquierdo usándolo como palanca para derribarlo al frente de sí mismo. Luego se conduce al piso dando otro paso con la pierna izquierda y baja la postura llevando la rodilla derecha al piso mientras se conduce el hombro de uke  contra el piso obligándolo a acostarse de prono dorsal (boca abajo) mientras se mantiene su brazo extendido llevándolo contra el piso al tiempo que baja la rodilla izquierda al piso ejerciendo un poco de presión contra el piso del pliego del codo retorciéndolo suave hacia sí mismo (tori) y la muñeca se retuerce suave hacia afuera del tori.  

 

Ese es un orden secuencial lógico de la técnica, por supuesto es más fácil observar al instructor haciéndola para imitarlo que seguir la instrucción escrita, hay muchos detalles para tener en cuenta, y son aún muchos otros que no aparecen en la descripción. Es igual cuando en una discusión debemos expresar nuestras ideas y sentimiento. Solemos hablar con la suposición de que el otro piensa igual que nosotros, es decir, que una palabra la interpreta igual que nosotros. Por ejemplo yo acabo de describir ikkyo como yo lo entiendo, sin embargo muchos otros instructores lo hacen de manera diferente y tal vez esta descripción no representa su idea de ikkyo. Por eso, claridad es sobre todo especificar en qué puntos y en cuáles no coincidimos los participantes de una discusión.

También en la ejecución de la técnica el aikidoka debe ser claro en los movimientos de su cuerpo, efectuando en un orden secuencial lógico cada gesto: primero establecer el contacto con el compañero, luego conduciéndolo al desequilibrio para luego derribarlo y por último inmovilizarlo contra el piso, todo con el tai sabaki correspondiente.

lunes, 23 de marzo de 2020

MUSUBI: INTEGRACIÓN


“Respirar es una unión, nos conecta con la naturaleza, la tierra, la vida; recordar es una unión, nos conecta con nuestro pasado; hablar es una unión, nos conecta con los demás”
            Reflexiones JR

“Aikido es una unión, nos conecta con nuestros semejantes”, podría proseguir quien bien lo entiende. El contacto que se entabla entre tori y uke es claro, es la resonancia con la vibración del compañero, sentir y seguir su ritmo, vivirlo a plenitud, musubi, la unión de espíritu a espíritu.

El contacto de ki, el musubi, es tal vez el concepto más difícil de explicar en Aikido. Entendido como unión, se podría decir que es la esencia misma del Aikido porque implica aceptar la interdependencia que compartimos todos y cada uno de los seres del universo. En la técnica consiste en integrarse a la acción del compañero para dejar que fluya en la dirección e intensidad de la ejecución porque somos uno, con una misma voluntad de hacer Aikido.

En la ejecución de la técnica consiste en mantener el contacto que se establece una vez que los compañeros se conectan a través del agarre o cuando se tocan al momento de que uke lanza su ataque y tori hace un bloqueo al tiempo que sale de la línea de ataque buscando evitar que el choque de los brazos sea dañino, sino más bien permitir el movimiento del brazo sea continuo en la dirección que avanza y levemente hacer resonancia, tal que se amplía su movimiento provocando con ello el desequilibrio de uke favoreciendo con ello la ejecución. Es algo así, como se dice en judo “cuando uke empuje, entonces tori jala, si uke jala, entonces tori empuja”, pero en Aikido consiste en mantener el contacto en la misma dirección e intensidad del empujón o del jalón al tiempo que se sale de la línea de ataque provocando un vacío en el espacio-tiempo imperceptible provocando la caída. Una vez ambos compañeros están unidos en la ejecución el resultado es inevitable, surge la técnica.

¿Es el Aikido un arte marcial meramente defensivo?

 Cuando yo empecé a practicar artes marciales, más exactamente Taekwondo, mi profesor solía decir que “deberíamos usarlo únicamente como def...