viernes, 26 de junio de 2020

Aikido verbal para confrontar una conversación difícil


Si vences al enemigo seguirá siento tu enemigo, si lo convences seguirá siendo tu amigo
   Anónimo

Cuando la gente me pregunta si Aikido sirve para la defensa personal yo respondo que no, tal vez y a veces sí, es decir, no es posible garantizar que alguien se pueda defender de una agresión inesperada por muchas estrategias o técnicas que se haya aprendido en cualquier arte marcial si no entrena durante mucho tiempo todas esas técnicas. El entrenamiento es fundamental para que eso que estudia se haga parte integra del conocimiento y habilidad del practicante y, solo tal vez pueda ser que lo estudiado sea una nueva forma de responder instintiva y espontáneamente a un ataque. De hecho, los competidores entrenan para estar preparados para la contienda y, por lo menos ellos, saben cuándo tendrá el encuentro y las reglas con las que se someterán.

Por eso, cuando uno sabe que tendrá una conversación difícil, bien sea en el trabajo, el estudio o cualquier otro ámbito lo primero que debe hacer es prepararse para ello, entrenar las habilidades, estudiarlas. La claridad, honestidad, la calma, el contexto deben entrenarse, así como el vocabulario, el lenguaje corporal, todo son habilidades que se pueden aprender y entrenar.

Entonces antes de enfrentar la conversación es bueno planear mis argumentos tomando nota de ellos, de los temas que considero se deben tratar, de cuales definitivamente no, de cuál es mi punto de vista y cuál es posiblemente el de mi contraparte. Es analizar como una partida de ajedrez mis jugadas y las posibles de él. Esto me da claridad y seguridad de mis argumentos, aunque se debe considerar, por ejemplo, la capacidad y disposición de escuchar que tiene el otro, los buenos argumentos no tienen ningún peso ante los fanáticos que creen tener siempre la razón.

Por eso la disposición a escuchar es fundamental en toda conversación, con ello accedemos a información valiosa sobre su punto de vista y argumentos además que aumentamos nuestros conocimientos al respecto del tema y, tal vez, de nuestro compañero, y le generaremos confianza a él al sentirse escuchado y respetado (aspectos esenciales para una comunicación fluida y asertiva), lo permite que cada cual sea más abierto y sincero en expresar sus ideas, lo que favorecerá una búsqueda en una solución al tema que se está tratando. Sin embargo debemos tener en cuenta que no además de los argumentos, en una conversación hay otros aspectos que influyen en su desarrollo y las decisiones, como por ejemplo en ambiente donde se lleva a cabo.

El contexto y ambiente donde se lleva la conversación es importante. El espacio donde se ha de realizar debe reunir unas mínimas características de privacidad, además debe reflejar ese sosiego que queremos transmitir de nuestro estado de ánimo, de equilibrio y atención, que no haya bulla que interfiera el dialogo y la escucha.

Además hay que tener delicadeza en el trato y las palabras más allá de la diplomacia en el sentido de que se debe ser suave y firme con honestidad y sin ofender. ¿Cómo así? Humorísticamente cuando se habla de honestidad se suele mostrar a gente que da un trato brusco, como por ejemplo, cuando alguien llega de viaje y le muestra las fotos del viaje a su amiga le dice “mira te voy a humillar al mostrarte lo divertido que la pasé” en vez del trato diplomático de decir “mira te voy a mostrar las fotos del viaje”. La honestidad no quiere decir que debamos mostrar nuestra intensión de humillar, ofender o maltratar al otro, la honestidad es mostrar lo que sentimos y buscamos alcanzar con la discusión, no es cuestión de ganar por encima de nuestro interlocutor, sino ganar con nuestro interlocutor. Debemos distinguir la diferencia entre lo que opinamos y lo que sentimos, por ejemplo puedo opinar que el otro es torpe y eso no quiere decir que la realidad sea así o que siento que el otro es torpe, eso no es un sentimiento, tal vez me siento incomodo o ridículo frente a las acciones de él. Mi opinión y mis sentimientos son problema mío, los actos torpes que de pronto comete el otro es problema de él y debo distinguir esa diferencia antes de poner ese tema en la discusión. Con esa claridad es posible ser delicado, discreto y honesto en la conversación.

Por supuesto no siempre tenderemos todas las herramientas para afrontar una conversación difícil, sin embargo con un buen entrenamiento es posible ir venciendo esas brechas que nos dificultan actuar con acierto y, tal vez, con el tiempo tendremos la habilidad de ser un buen intermediario en discusiones difíciles y en la resolución de conflictos.

Gracias.

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