miércoles, 29 de abril de 2020

Reconociendo los ataques verbales 1


“Entre lo que PIENSO, lo que QUIERO decir, lo que CREO decir, lo que DIGO, lo que QUIERES oír, lo que OYES, lo que CREES entender,  lo que QUIERES entender y lo que finalmente ENTIENDES……..Existen NUEVE posibilidades  de NO ENTENDERNOS.” 


En la comunicación siempre debe haber un emisor y un receptor, en Aikido hay un uke y un tori, siempre hay por lo menos dos personas interactuando entre ellos, así que para considerar si las palabras de otra persona son un ataque o no hay que considerar por lo menos dos cosas: cómo me siento yo por las palabras del otro; y cuál es la intensión del otro con sus palabras. Como bien señala las nueve posibilidades de no entendernos, un mensaje tiene muchas posibilidades de tergiversarse, aunque por supuesto, un ataque verbal puede ser directo como por ejemplo, un insulto. Sin embargo hay muchos ataques que tal vez no sean tan directos o incluso, solo sea un mal entendido.

Por eso para considerar unas palabras como ataque o no debo considerar primero, que siento yo; y en segundo, cual es la intensión del otro. En el primer caso yo soy responsable de mis sentimientos, es mi asunto. En el segundo caso, el otro es responsable de sus intenciones, es su problema.

Puede que las palabras sean ofensivas, pero si las ignoro o simplemente no me afectan el conflicto tal vez no trascienda más allá del disgusto del momento. Sin embargo hay palabras que no son ofensivas, o por lo menos no llevan esa intensión y me siento molesto y soy afectado por ellas, puede que eso trascienda y lleve a un escalonamiento del conflicto. Miremos con unos ejemplos: Cuando yo me iniciaba en Aikido en cierta ocasión mi profesor hizo un comentario que me molestó bastante. Estaba yo con mi compañero haciendo shiho nague, y mi profesor le dice a mi compañero “estos taekwondistas quieren hacer todo la brava”. Curiosamente, tanto mi compañero, como mi profesor y yo éramos también practicantes de taekwondo, sin embargo en ese momento la técnica no me salía bien y me estaba esforzando bastante por entenderla y dominarla, no era buen momento para tales chistes, me molestó tal comentario, por supuesto no dije nada pues tal vez no era una ofensiva, no era un ataque, sin embargo lo tome muy personal. 


También en muchas ocasiones he notado como mucha gente asume mis comentarios como ofensas. Sé que soy un poco brusco, o como dijo alguna vez una psicóloga de selección de personal “demasiado sincero” o, en otras palabras, “grosero”, es el título que uno se gana cuando siempre dice lo que piensa, la sinceridad no es socialmente correcta, no puedes decirle a una mujer fea que es fea y cosas por el estilo porque son asumidas como ataques verbales. Las palabras deben ser seleccionas con cuidado en el trato social porque pueden ser tomadas como ofensivas.

Siempre que mis estudiantes me preguntan por la defensa personal en Aikido, recalco que lo más importante y efectivo en casos de la autodefensa es mantener la distancia correcta de tal manera que el agresor no pueda alcanzarlo. Es lo mismo en la defensa verbal, hay que tomar distancia de las palabras del otro, es decir, no tomarlas de manera personal, ver la situación desde cierta distancia, no implicarse personalmente, considerar que tal vez las palabras no hacen referencia a mi persona. En  el caso del comentario de mi profesor en su momento, no debí creer a que se refería a mi mala ejecución de la técnica, sino a un simple chiste entre taekwondistas practicando Aikido.

La distancia emocional con respecto a las palabras ofensivas, o como lo denomina Barbara Berckhan “escudo protector” es ese buen ánimo que se puede conseguir con una respiración profunda y una postura erguida y centrada que se ha de lograr con la practica regular del Aikido. Es no asumir como un ataque personal y escuchar que son solo palabras vacías y sin sentido que dice alguien en su momento. Por supuesto, si hay realmente una intensión del otro ofender, dañar u otro tipo de agresión se debe pasar a considerar una defensa adecuada y correspondiente al nivel de agresión.

Algunos se preguntaran cómo es posible que con solo una respiración profunda y una postura centrada y erguida sea, en ocasiones, suficiente para responder a un ataque verbal, y es cierto, estudios de psicología han descubierto que los gestos, el lenguaje no verbal, afectan la mente, por lo tanto al concentrarse en mantener la respiración y postura puede ayudarlo a mantener el buen ánimo, la compostura y la energía con la que llega a hacer lo que le toca sin dejarse afectar por palabras necias.


viernes, 24 de abril de 2020

RESPUESTAS A UN ATAQUE VERBAL


Ante un agresión física de parte de alguien las opciones de responder a ello es de lucha o huida, o tal vez nos quedemos paralizados al no saber cómo actuar en esos casos, que es lo que casi siempre sucede a la mayoría de nosotros. Sin embargo en nuestra época y sociedad es más frecuente ser agredidos de modo verbal, a lo cual también tenemos reacciones diversas más o menos similares al combate cuerpo a cuerpo o de escapar de tal situación, que por lo general no es adecuado en tanto que el malestar persiste.

La respuesta que se considera más común es responder la agresión con agresión, es decir, entrar en una lucha con el otro, contra atacar. Por supuesto esta reacción no solo es inadecuada, sino que puede escalar el conflicto a situaciones dañinas y lamentables para las partes.

Otra respuesta considera común y un poco más adecuada es huir. Escapar, alejarse de la persona agresiva puede ser una solución cuando el agresor es algún desconocido en la calle, por ejemplo en un incidente de transito sin consecuencias, los insultos salen de su boca por considerar que él tenía la prioridad en la vía o algo semejante, pero si el caso es con alguien conocido que vemos con frecuencia es otra cosa, un compañero de trabajo por ejemplo, la huida la interpretará como que tiene poder dominante sobre uno y se volverá un compañero acosador posiblemente si solo lo evitamos sin ponerlo en su lugar, es decir, si no defendemos nuestros derechos.

Pero una reacción común es paralizarnos ante la agresión verbal, cada vez que alguien nos maltrata verbalmente de sorpresa nos deja atónitos y sin nada que decir, luego de lo que ha pasado nos imaginamos cientos de respuestas que deberíamos haber dicho, pero ya no tiene sentido y el malestar persiste.

Ante los ataques verbales también el agredido puede justificarse. La justificación es solo una argumentación de mi posición o acciones donde los actores de la discusión raramente están dispuestos a escuchar o recibir información del otro, realmente es una resistencia a comprender lo que el otro el otro expone en la discusión y no estamos escuchando sus argumentos.

Tal vez en las discusiones incomodas también uno de los actores trata de desviar la atención sobre el tema, lo cual más bien empeorará la situación porque el compañero lo interpretará como un intento de engaño, evasiva o minimizar la discusión. Eso no es conveniente y se volverá más difícil llevar el conflicto.

al hacer irimi tenkan quedamos en la
misma dirección que mira uke
La respuesta Aikido es una respuesta empoderada, en la que se toma una distancia emocional e intelectual (no tomarlo de manera personal) a las palabras del compañero y se hace un “irimi” hacia el punto de vista de él, es decir se entra a su esfera vital para comprender cuál es su punto de vista al acompañarlo desde allí (empatizar) y juntos encontrar una solución.

Para desarrollar una respuesta Aikido se debe, entonces, entrenar la respiración para centrarnos y los desplazamientos irimi tenkan (entrar y girar), para entrar al punto de vista del compañero y empatizar para encontrar la vía juntos.

martes, 21 de abril de 2020

FUDOSHIN: MENTE/CORAZÓN IMPERTURBABLE


El control emocional es de mucha importancia para el practicante de Aikido ya que dejarse dominar por las emociones podría desencadenar una serie de eventos desafortunados en la práctica o en situaciones estresantes y conflictivas.

El concepto “shin” que banalmente se nos traduce como “espíritu”, “mente” o “corazón” realmente hace referencia a ese mundo interno que compone todos esos conceptos, por tal, el fudoshin hace referencia a ese control emocional o escudo emocional de mantener un buen estado de ánimo a pesar de las situaciones estresantes que se presenten en la vida.

La práctica del Aikido, más allá de las técnicas, es una educación del control emocional: eso de moderar el uso de la fuerza, de tener autocontrol, de forjar el carácter son principios esenciales de un guerrero, de un aikidoka y es lo que debe ocurrir con la práctica misma cuando el estudiante comprende lo innecesario  del uso de la fuerza en la ejecución de una técnica de Aikido o en una disputa.

Un punto esencial para la ejecución de la técnica de Aikido es sincronizarla con la respiración, esto quiere decir que debe haber un control de la respiración, hacerla de forma profunda, enérgica como si se respirara con cada poro de la piel. Y como se ha observado en la psicología somática el ritmo de la respiración cambia según el estado emocional, así que si la respiración se mantiene de manera profunda y consciente es posible mantener el estado de ánimo, o mantener la calma aun en las situaciones más conflictivas o violentas, como supone es un combate cuerpo a cuerpo, como es un arte marcial, como es el Aikido.

Alguna vez por las redes sociales un compañero preguntaba sí es posible enseñar la filosofía de un arte marcial sin el discurso que lo sustenta, es decir, si su filosofía se sostiene por la práctica física sin hablar de etiquetas y valores. La respuesta inmediata que pensé fue que no es posible, toda acción humana no existe fuera del discurso que la sustenta, sin embargo el Aikido, bajo la orientación de un gran maestro tal vez es posible, en el sentido que si este enseña a controlar la respiración como base de la técnica misma, ya de por sí el estudiante está aprendiendo el autocontrol de sí, al ser consciente de su ritmo respiratorio sincronizado con los movimientos del cuerpo y la mente, aprende a moderar la fuerza al punto que la ejecución de la técnica puede aplicarse de modo suave y seguro para su compañero de tal manera que pueda recibir la caída reduciendo el riesgo de lesionarse.

Fudoshin, la mente imperturbable es esa habilidad de mantener el estado de ánimo, el control durante la ejecución de la técnica y en las discusiones. Es una habilidad que puede darse de modo natural si la respiración se hace de modo consciente, profundo y enérgico en sincronía con los movimientos del cuerpo y de la mente. No es solo mantener la calma, es mantener la acción que corresponde a las exigencias de la situación presente del momento.

miércoles, 8 de abril de 2020

Shoshin: mente de principiante


Sólo la liberación de la mente y del cuerpo puede permitirnos utilizar completamente el cuerpo, libre de preferencias mentales que dicten que el waza debe ser hecho de una determinada forma
─ Endo Seishiro


La mente de principiante, esa actitud que el practicante o estudiante debe asumir antes de acceder a un nuevo conocimiento, es mantener la mente abierta a nuevas posibilidades, es estar dispuesto a dejarse sorprender por la experiencia presente.

Sin embargo, sobre todo en seminarios, se puede ver esa resistencia a asimilar nuevas formas y estilos de hacer Aikido en muchos de los practicantes. Es muy común entre los participantes de los seminarios asistir para compararse y comparar a sus maestros, quieren ratificar que están con el mejor. La mayoría de las personas se afincan en conceptos absolutistas que le dan cierta seguridad, pero el Aikido de O’sensei era abierto a la experiencia según, creo, muchas de las anécdotas que he leído y escuchado de sus clases. Además él aseguraba que el “Aikido son los movimientos naturales del cuerpo humano”, por eso, los “estilos” de sus uchi deshi son tan diversos entre ellos, algo que considero muy positivo porque eso ha enriquecido bastante al mismo Aikido.

El shoshin, la mente de principiante siempre parece enfocada en el estudiante, pero mi pregunta es ¿y el instructor como participa de ella? Es muy habitual que el instructor muestre o enseñe algo desde un concepto absolutista, cerrado y encajado en un estilo, el kihon waza, la técnica básica tiene una forma preestablecida y bastante rígida. Eso lleva a la falta de flexibilidad que se observa entre practicantes avanzados en los seminarios, pues se forman en una corografía propia de su dojo particular que chocan con otras formas de hacer Aikido.

Afortunadamente el Aikido participa de un aprendizaje consciente, o por lo menos, es como debe ser la clase de Aikido, se desarrolla desde una mente abierta que acepta que cada nueva experiencia es única e irrepetible, considerando cada situación desde diferentes puntos de vista (ikkyo desde ai hanmi, desde gyaku hanmi, desde shomen, etc.), diferentes contextos (tachi waza, hanmi handachi waza,  randory, etc.) y, sobre todo, participamos de seminarios donde podemos conocer diferentes formas de hacer una misma técnica. Así que el instructor de Aikido de mente abierta debe mantener una actitud de aprendizaje no solo ante su maestro, sino ante sus estudiantes y compañeros manteniendo un discurso condicional, abierto donde cada técnica puede variar de acuerdo a las circunstancias o situaciones presentes, pues cada compañero tiene su modo particular de hacer las cosas, sus condiciones físicas son diferentes, su estado de ánimo puede ser diferente de clase a clase.

Entonces el shoshin, la mente de principiante debe ser inherente tanto en para el practicante, el estudiante, el instructor, el maestro para poder superarse en cada práctica porque implica un aprendizaje consciente, lo cual se refiere a que se debe retornar a lo básico para corregirse, no en el sentido de repetir la técnica básica una y otra vez, sino en mantener una mente abierta lo suficiente para saber que no forma de repetir lo básico, hay que entender que cada situación, cada momento es único y como tal hay que vivirlo a plenitud como quien tiene consciencia de las diferentes perspectivas posibles para asumir lo que es.

viernes, 3 de abril de 2020

HYOSHI: Sentido del momento oportuno


Siempre me ha parecido gracioso cuando veo en YouTube, o cualquier otra red social, cuando alguien dice que cierto actor de cine de acción ha hecho en determinada escena una técnica de Aikido. Aunque Aikido tiene un cierto número de técnicas que la identifican y ciertamente, se puede reconocer el Aikido en esas técnicas que practica con regularidad, no creo que los Ueshiba hayan patentado cada una de esas técnicas como exclusivas del Aikido, sobre todo, cuando el mismo fundador proclama que el Aikido es el movimiento natural del cuerpo humano, en otras palabras, nadie podría patentar la naturalidad de la biomecánica humana, la naturaleza no puede ser patentada. 

Lo que sí es cierto, es que un buen peleador puede aprovechar la oportunidad de aplicar una técnica cuando corresponde, eso es lo que yo entiendo por hyoshi: el sentido del momento oportuno.

Es claro que un novato para aprender una técnica de Aikido, debe primero conocerla a partir de movimientos preconcebidos enseñados por su maestro para conocer e identificar una determinada técnica, debe seguir rigurosamente los gestos y movimientos que este le enseña para asimilarla y algún día dominarla. Sin embargo un practicante avanzado debe desarrollar hyoshi, es decir la sincronización, el ritmo y cadencia con el compañero que componen la técnica, habilidad que nace en el momento mismo del ataque cuando el aikidoka deja que fluya el momento tal como corresponde, sin pensamiento, sin ideas preconcebidas. Solo dejando que el cuerpo actúe tal cual ha sido entrenado. 


¿Es el Aikido un arte marcial meramente defensivo?

 Cuando yo empecé a practicar artes marciales, más exactamente Taekwondo, mi profesor solía decir que “deberíamos usarlo únicamente como def...