El autocontrol no es solamente serenidad; es un medio de dar
a los demás confianza en sí mismos
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En tal caso
debemos igual que antes mantener la calma, respirar profundo y mantener la
compostura, y sobre todo tomar distancia, darnos cuenta del sentimiento que
surge en nuestro corazón y preguntarnos porque nos sentimos así, para luego
hacer irimi tenkan, es decir, entrar y girar. O sea, tal como se interpreta el
irimi en Aikido es entrar, ¿entrar dónde? Pues a la esfera vital del compañero.
En el lenguaje no verbal, la proxemia hace referencia a las distancias que los
individuos deben conservar de acuerdo al nivel de intimidad social que hay
entre los individuos. Por ejemplo entre compañeros de trabajo hay una distancia
personal, aquella en la que extendiendo el brazo se puede tocar al compañero.
En Aikido es la distancia en la que nos tocamos las manos de ambos
extendiéndolas adelante, y al iniciar la técnica damos un paso adelante hacia
el compañero y a su lado tal que invadimos su espacio íntimo (menos de 15
centímetros entre los cuerpos de ambos) y luego nos giramos quedando al lado y
mirando hacia donde está mirando el compañero, Reconociendo los ataques
verbales consiste en empatizar con el agresor verbal, entro al punto de vista
del compañero, me pongo en sus zapatos y trato de comprender cuál es su idea.
Por ejemplo,
siguiendo el caso del comentario inadecuado de mi profesor, supongamos que
efectivamente su intención es ofenderme recalcando que él considera que mi
técnica es brusca. En tal caso ante el comentario: compañero “estos
taekwondistas quieren hacer todo la brava”, la respuesta podría ser la “réplica
desintoxicante”, es decir repetir sus palabras y preguntar sobre ellas,
entonces la respuesta sería: “los taekwondistas queremos hacer todo a la brava
¿Qué quieres decir con eso?” con ello hago irimi tenkan, trato de entrar en su
mente e indago sobre cuál es su mirada al respecto de los taekwondistas
haciendo Aikido, es decir no permito que me afecte, por eso no indago si él
considera que mi técnica es brusca, sino que indago sobre qué significa para él
la frase pronunciada.
Por supuesto
no es tan fácil tener toda esta elaboración de la réplica desintoxicante en
esos momentos que somos sorprendidos con una ofensa, por eso este tipo de
respuestas suelen darse cuando uno, en cierta forma, es víctima de acoso
laboral, de bulling, o sea que los ataques son continuos durante un tiempo
significativo como para descartar que es solo un chascarrillo del momento y,
por supuesto hemos analizado con cuidado que hay realmente una mala intensión
de parte del compañero en sus ataques. Esto es otra estrategia de defensa
personal que suelo recomendar a mis estudiantes. Nunca contra ataque sin antes
tomar distancia y estudiar los movimientos del contrincante para tener una idea
de cuáles pueden ser sus fortalezas y debilidades en la lucha. Una defensa en
cualquier caso no puede hacerse sin un estudio profundo de las circunstancias,
del agresor y las posibilidades que tenemos.
Así pues, la
defensa personal es una habilidad que requiere de mucho entrenamiento,
disciplina y constancia, igual la defensa verbal, es necesario entrenarse para
mantener la compostura ante un ataque verbal, tener el conocimiento para la
autoobservación de las emociones movidas y de las intenciones expuestas, y de
las estrategias que se debe llevar a cabo para la defensa. No hay respuesta
ingeniosa automática que nos surja en el momento que somos agredidos con
palabras, como tampoco ante un golpe repentino si no nos hemos preparado física
y mentalmente para asumir la defensa de los derechos propios y de nuestros
seres queridos con un entrenamiento consciente y disciplinado de nuestros
reflejos de autodefensa.
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