“Entre lo que PIENSO, lo que QUIERO decir, lo que CREO decir, lo que
DIGO, lo que QUIERES oír, lo que OYES, lo que CREES entender, lo que
QUIERES entender y lo que finalmente ENTIENDES……..Existen NUEVE posibilidades de
NO ENTENDERNOS.”
En la
comunicación siempre debe haber un emisor y un receptor, en Aikido hay un uke y
un tori, siempre hay por lo menos dos personas interactuando entre ellos, así
que para considerar si las palabras de otra persona son un ataque o no hay que
considerar por lo menos dos cosas: cómo me siento yo por las palabras del otro;
y cuál es la intensión del otro con sus palabras. Como bien señala las nueve
posibilidades de no entendernos, un mensaje tiene muchas posibilidades de
tergiversarse, aunque por supuesto, un ataque verbal puede ser directo como por
ejemplo, un insulto. Sin embargo hay muchos ataques que tal vez no sean tan
directos o incluso, solo sea un mal entendido.
Por eso para
considerar unas palabras como ataque o no debo considerar primero, que siento
yo; y en segundo, cual es la intensión del otro. En el primer caso yo soy
responsable de mis sentimientos, es mi asunto. En el segundo caso, el otro es
responsable de sus intenciones, es su problema.
Puede que las
palabras sean ofensivas, pero si las ignoro o simplemente no me afectan el
conflicto tal vez no trascienda más allá del disgusto del momento. Sin embargo
hay palabras que no son ofensivas, o por lo menos no llevan esa intensión y me
siento molesto y soy afectado por ellas, puede que eso trascienda y lleve a un
escalonamiento del conflicto. Miremos con unos ejemplos: Cuando yo me iniciaba
en Aikido en cierta ocasión mi profesor hizo un comentario que me molestó
bastante. Estaba yo con mi compañero haciendo shiho nague, y mi profesor le
dice a mi compañero “estos taekwondistas quieren hacer todo la brava”. Curiosamente,
tanto mi compañero, como mi profesor y yo éramos también practicantes de
taekwondo, sin embargo en ese momento la técnica no me salía bien y me estaba
esforzando bastante por entenderla y dominarla, no era buen momento para tales
chistes, me molestó tal comentario, por supuesto no dije nada pues tal vez no
era una ofensiva, no era un ataque, sin embargo lo tome muy personal.
También en
muchas ocasiones he notado como mucha gente asume mis comentarios como ofensas.
Sé que soy un poco brusco, o como dijo alguna vez una psicóloga de selección de
personal “demasiado sincero” o, en otras palabras, “grosero”, es el título que
uno se gana cuando siempre dice lo que piensa, la sinceridad no es socialmente
correcta, no puedes decirle a una mujer fea que es fea y cosas por el estilo
porque son asumidas como ataques verbales. Las palabras deben ser seleccionas
con cuidado en el trato social porque pueden ser tomadas como ofensivas.
Siempre que
mis estudiantes me preguntan por la defensa personal en Aikido, recalco que lo
más importante y efectivo en casos de la autodefensa es mantener la distancia
correcta de tal manera que el agresor no pueda alcanzarlo. Es lo mismo en la
defensa verbal, hay que tomar distancia de las palabras del otro, es decir, no
tomarlas de manera personal, ver la situación desde cierta distancia, no
implicarse personalmente, considerar que tal vez las palabras no hacen
referencia a mi persona. En el caso del
comentario de mi profesor en su momento, no debí creer a que se refería a mi
mala ejecución de la técnica, sino a un simple chiste entre taekwondistas
practicando Aikido.
La distancia
emocional con respecto a las palabras ofensivas, o como lo denomina Barbara
Berckhan “escudo protector” es ese buen ánimo que se puede conseguir con una
respiración profunda y una postura erguida y centrada que se ha de lograr con
la practica regular del Aikido. Es no asumir como un ataque personal y escuchar
que son solo palabras vacías y sin sentido que dice alguien en su momento. Por
supuesto, si hay realmente una intensión del otro ofender, dañar u otro tipo de
agresión se debe pasar a considerar una defensa adecuada y correspondiente al
nivel de agresión.
Algunos se
preguntaran cómo es posible que con solo una respiración profunda y una postura
centrada y erguida sea, en ocasiones, suficiente para responder a un ataque
verbal, y es cierto, estudios de psicología han descubierto que los gestos, el
lenguaje no verbal, afectan la mente, por lo tanto al concentrarse en mantener
la respiración y postura puede ayudarlo a mantener el buen ánimo, la compostura
y la energía con la que llega a hacer lo que le toca sin dejarse afectar por
palabras necias.
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