El desplazamiento en Aikido es fundamental para la ejecución
de la técnica, es escapar al tiempo que atrapa y absorbe el ataque conduciendo
al atacante a la reconciliación.
En las confrontaciones entre las personas es frecuente que
se llegue a situaciones violentas porque es difícil escapar a esos eventos en las
que nos vemos implicados, nos tomamos de modo personal la ofensa ¿Cómo escapar?
¿Cómo luchar? O más bien ¿Cómo reconciliar?
El tai sabaki, como dice el Sensei José Santos Nalda, es
ofrecer el vacío, es conducir la ofensa al sin sentido que es por sí misma.
Cuando en Aikido el uke ejecuta un ataque, el tori debe desplazarse fuera de la
línea de ataque, eso es ofrecer el vacío, dejar que siga de largo para luego
conducirlo al desequilibrio y luego derribarlo y tal vez pasar al control
contra el piso. Todo eso debe pasar de forma natural, sin pretensiones de hacer
lo que ha de pasar, la caída de uke. Y es que es ahí precisamente donde se
presenta la mayor dificultad de la práctica del Aikido, dejar de lado el ego,
la mente para que fluya la naturaleza de la técnica.
Dejar de tomar la ofensa como algo personal, desprenderse
del ego, ofrecer el vacío, es la clave para que surja la técnica, para que
surja la solución de un conflicto. Tomar distancia del problema y ver de manera
objetiva, científica, es dejar de lado los sentimientos personales y buscar
soluciones que satisfagan las diferentes partes.
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