jueves, 5 de marzo de 2020

La postura de Aikido: El escudo protector


La dignidad que transmites estimula a los demás a dispensarte un trato digno.
Barbara Berckhan


He considerado que el Aikido es un arte marcial de contrastes y paradojas, puesto que mientras enseña a hacer una caída suave y segura, esta solo es posible si la postura es firme y equilibrada, puesto que, si el uke que no tiene una buena postura al momento de hacer su ataque, es posible que su caída sea aparatosa y poco elegante. El autocontrol que debe mostrar el aikidoka en la ejecución de la técnica se observa principalmente en la postura firme, vertical, elegante sin importar el rol que cumple, bien sea tori o uke su postura refleja la dignidad y entereza de su personalidad.
 
contacto de ki


La postura en Aikido refleja dignidad y es como un escudo protector, porque es una guardia que amplia al máximo el espacio vital del aikidoka, al asumir la postura triangular, un pie adelante con la pierna doblada y la pierna atrasada extendida, extendiendo los brazos adelante como si sostuviera la espada katana, la espalda erguida y el centro de gravedad centrado sobre el pie de apoyo, la mirada adelante sobre su compañero y sin gestos nerviosos. En esta postura no hay tensión innecesaria, solo el tono muscular relajado y suficiente para mantener la atención sobre los sucesos que puedan venir.

Por supuesto, la postura centrada, equilibrada del aikidoka no solo se observa en la guardia de “combate”, sino en su postura relajada natural de cada momento tanto dentro como fuera del tatami, cuando está sentado en una silla o en seiza, al caminar o ejecutar una técnica, al hacer las venias y al conversar, puesto que es una postura natural donde el peso del cuerpo descansa relajadamente sobre las plantas de los pies manteniendo el centro de equilibrio enraizado y en contacto con el piso, permitiendo el flujo de la respiración profunda y serena favoreciendo el mantenimiento de un estado de ánimo sereno y calmado.

Esfera vital del Aikidoka
Esta postura se convierte por sí misma un escudo protector en el sentido que señala la pedagoga alemana Barara Berckhan, que permite poner límites a los demás cuando intentan abusar de uno o hay falta de comunicación efectiva donde los malos entendidos hacen que se tomen de forma personal los sentimientos y palabras del interlocutor, pero si se toma distancia y una postura firme es posible lograr un trato digno y respetuoso y sobre todo escuchar lo que realmente el otro quiere decir para dar una respuesta acertada. En eso consiste la ejecución de una técnica de Aikido, en la resolución de un conflicto cuando la técnica fluye sin posturas personales de los aikidokas  con respecto de intentar ganar el “combate”. Es una postura centrada en el sí mismo que se extiende al infinito y más allá, sin ego, sin pretensiones, sin miedos.


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