El Aikido debe trascender la práctica en el dojo, debe
llevarse a la vida cotidiana por su mismo principio. Esa idea de unión que
tanto refiere el Aikido no es solo un concepto bonito con la que se pretende
vender el Aikido como arte de la paz, sino que es la esencia del Aikido mismo.
Puesto que somos seres sociales en interacción con otros miembros de la
comunidad, con la naturaleza, somos interdependientes con todos y cada uno de
los seres del universo, eso nos remite y obliga a tener un trato armonioso con
todos ellos en la medida que las interacciones nos lo permita.
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Los estudiantes de las escuelas (dojo) en Japón se encargan del aseo mostrando el respeto por su espacio de estudio |
En el dojo, desde el ingreso mismo al tatami estamos
recordando esa interdependencia con el entorno, con los compañeros, con los
elementos al hacer las respectivas venias de cortesía al kamiza, a los
compañeros al maestro, mostramos respeto por todos y cada uno de los elementos
que nos rodea, cuidamos del dojo, lo aseamos al ingreso y final de la clase.
La práctica regular
del Aikido apunta a la formación del estudiante como ciudadano ético y
consciente de la existencia de los otros con los cuales puede haber encuentros
duros, choques y tener desacuerdos con ellos, pero no por eso aplicarles
técnicas de Aikido para humillarlos y mostrar quien es el más fuerte, si no,
por el contrario mostrar compasión y entender el punto de vista del otro,
guiarlo y aprender de él es el ejercicio constante que se da en la clase de
Aikido, es compartir cada técnica desde el rol que corresponde y responder de
la mejor manera para evitar que alguien resulte lesionado.
Igualmente en las interrelaciones en la familia, con los
amigos, en el trabajo los principios del Aikido son guía para que las
relaciones sean armoniosas y ajustadas al rol que corresponde, respondiendo al
trato asertivo correspondiente, es decir, en un marco de respeto de los
derechos de todos. En las discusiones y conflictos, también hay posibilidades
de tranzar de manera asertiva como lo enseña el Aikido, deflectando y
reorientando la situación donde todos ganan y se pueda llegar a acuerdos
favorables. Como se puede ver en una buena práctica de Aikido, cuando todos
dejan que fluya la energía sin trabas el ambiente es saludable, amable y
agradable.
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