Cuando se piensa en Aikido, se piensa en arte marcial, sin
embargo su práctica va más allá de la ejecución de técnicas para el combate, la
autodefensa o la salud. La práctica de Aikido es un estudio de la biomecánica
del cuerpo humano y de la espiritualidad humana. Y como estudio, en cada
técnica y ejercicio se pretende descubrir que hay detrás de cada uno de ellos,
sus principios, su esencia, su filosofía encarnada en la ejecución que busca
como realizar cada una de ellas reduciendo el riesgo de hacer daño, buscando
como mejorarla.
La práctica del
Aikido como ciencia biomecánica del cuerpo humano, estudia la postura correcta,
el movimiento y la dinámica de las interacciones de los cuerpos en el combate y
hasta la danza de la lucha. Por ejemplo en la postura correcta, lo más
importante es cómo mantenerse relajado, cómo mantener el tono muscular
mínimo para estar erguido y que permite
el movimiento fluido porque no hay crispación muscular. En este sentido podemos
ver como Miguel Lobodía y David Lobodía en “Aikido y Ciencia” muestran 7
principios de la física aplicados en el Aikido que lo hacen una ciencia marcial
muy efectiva si se entienden y aplican con diligencia y disciplina y que
definitiva es lo que se estudia en cada práctica.
Pero sobre todo, el Aikido es una ciencia humana, el Aikido
estudia el despertar de la consciencia. Realmente no se puede practicar el
verdadero Aikido sin la plena consciencia del propio cuerpo en la postura, en
cada gesto, en cada movimiento; es una consciencia que trasciende la forma y el
tiempo que permite sentir la propia vida en cada criatura, allí donde la
separación de los seres no existe porque somos unidad en el universo que Es: es
la realización de la unidad. Además la consciencia de sí mismo, del Ahora, del
ser, así sin tiempo es donde se genera, se crea el Aikido, no hay expectativas
de técnica alguna, solo la consciencia de la postura, de la respiración, del
compañero, del ambiente que nos rodea y dejar que surja el Aikido en el Ahora.
De las ciencias del despertar de la consciencia, el Aikido
es aquella que desarrolla el autocontrol y el sentido de sí mismo en lo que
podría calificar de “ambiente caótico”, en el sentido que se practica en un ámbito
de lucha y confrontación como lo es un arte marcial, por lo menos en el
ejercicio de un deporte o actividad física intensa o no, de acuerdo a lo que
cada practicante considere su capacidad.
Y es que normalmente el despertar de la consciencia se práctica
en la meditación en condiciones de ambientes calmos, que permita relajarnos,
escucharnos en el silencio. Sin embargo el reto del Aikido es poder relajarnos
y escucharnos en el bullicio del entrenamiento intensivo del arte marcial, en
la desesperación de ser atacados poder desenvolverse con fluidez y conduciendo
al compañero en el camino de la ejecución técnica, es la verdadera calma en la
tormenta que permita responder con acierto a una posible agresión.
Por supuesto alcanzar semejante proeza el Aikidoka debe
practicar la meditación en silencio y sentado, acostado, de pie, en movimiento,
observando su respiración y por supuesto ejecutando técnicas en la práctica regular.
El entrenamiento de Aikido debe ser variado y diversificado en cada sesión para
una mejor comprensión de su estrategia y su filosofía. Aikido no es un arte
marcial, es una ciencia marcial y como tal hay que estudiarla, comprenderla,
practicarla.
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