Práctica
El Aikido es la vía de la fuerza y la compasión
que conduce a la perfección infinita y la gloria divina.
─ Morihei Ueshiba
La práctica es la base del Aikido, es su
esencia en el sentido que es la única vía por la cual se puede realizar todos
los demás principios. Solo en el ejercicio de los principios del Aikido es
posible sentir y presenciar el poder que encierra el Aikido. Para ello es
fundamental el compromiso, la disciplina y la entrega. Es entender que es en el
Ahora donde las cosas se materializan, se crea, existe, no hay tiempo de
espera.
La práctica trasciende el ejercicio de
hacer técnicas, después de todo, las técnicas son elementos que se puede
ejecutar desde cualquier arte marcial cuando lo que se pretende es derribar y
vencer al contrincante, eso es evidente cuando se aplican, por ejemplo en el
Hapkido, arte marcial coreana hermana del Aikido, que comparte gran parte de
las técnicas del Aikido, pero con más contundencia en la intención de hacer
daño y dejar fuera de combate al oponente.
Mientras que en el Judo y Hapkido su
filosofía es “ceder para vencer” y “aprovechar la energía del contrincante para
vencerlo”, el Aikido consiste en unir las energías de ambos para ser una en el flujo
del ki, del Tao, de la naturaleza, entonces no hay oposición, confrontación
solo el fluir de la naturaleza en el ejercicio de la técnica. Por eso quien
pierde el equilibrio cae, quien se mantiene firme queda de pie, nadie pierde,
nadie gana, solo cada quien cumple su rol.
Entonces la práctica de Aikido más allá
de la técnica, es observar el propio ser en su esencia más allá de las formas,
de las diferencias, para realizar la unidad al descubrir la vida propia en la
vida de cada cual con quien se comparte el Ahora.
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