Uno de
las cosas que más se encuentra un aikidoka en comparación con otras artes
marciales es la cuestión de su eficacia, pues el aikido a diferencia de otras
artes marciales no cuenta con la competencia como medio para probar la eficacia
de la técnica y la habilidad del aikidoka, solo entrenamos para aprender y
mantener un estado físico saludable. Sin embargo podemos observar cada técnica
de aikido y deducir su eficacia, teniendo en cuenta el cómo se puede presentar
la situación, así como la biomecánica del cuerpo humano.
Si
alguien me pregunta cuál es la técnica más eficaz yo no vacilo en señalar que
es iriminage, pues muchas de las técnicas de aikido requieren que se cumpla una
gran cantidad de variables, como que el ataque sea sincero, que la distancia y
el momento de contacto sea exacto, que la ejecución sea exacta entre otras.
Unas técnicas más que otras requieren de tal exactitud, que en la “vida real”
se puede decir que es imposible aplicarla. Por eso señalo a iriminage como una
técnica eficaz que no dudo enseñarla a practicantes de artes marciales mixtas,
pues es una técnica que no requiere tantas variables para ejecutarla con
eficacia, pues una vez que tengas al compañero abrazado por la cabeza es poco
probable que este pueda responder con algún ataque y cualquier movimiento
brusco para zafarse del agarre podría terminar en alguna lección en la nuca,
por lo que es mejor dejarse llevar, es decir dejarse lanzar al piso.
Pero la técnica del aikido puede parecer un poco
falsa, porque los ukes se tiran al piso. Yo suelo decirles a mis alumnos, que
es mejor tirarse al piso a que, por razón de resistirse a la caída, ser
golpeados o sufrir alguna luxación en alguna de sus articulaciones. Pues se
debe entender que el aikidoka como artista marcial no puede dejar de hacer todo
lo necesario para neutralizar a un agresor violento, es decir, si en caso real
en el que toca luchar por su vida, no puede quedarse tratando de lanzar al piso a un
delincuente y debe recurrir a otras estrategias como golpear o cortar en caso
de ver su vida en riesgo. Por eso tirarse es en el aikido una estrategia de
defensa personal, pero al fin no es la idea tirarse, sino recibir.
La
clave del aikido es recibir, tanto el uke (quien recibe) como el tori
(defensor) están recibiendo un ataque, así el tori, que es el ejecutor de la
técnica, en la práctica está recibiendo un ataque y respondiendo a él con la
técnica, y el uke está recibiendo con la caída o con una contra-técnica (la
contra-técnica también es un ukemi). Para recibir, es necesario ser activo, es
decir, recibir no se trata de dejarse golpear o derribar, es tomar ukemi o
ejecutar una técnica según como se dé la situación, de tal manera que sin
importar el rol que cumple, uke o tori, el aikidoka debe estar activo y
despierto para evitar ser dañado por su compañero.