viernes, 29 de junio de 2012

DEFENSA CONTRA LOS ATAQUES VERBALES 1


Cuenta que un gran maestro samurái se encontraba en la plaza de su pueblo cuando un ronín que pasaba por allí quiso provocarlo con insultos, a los cuales el maestro paso indiferente. Uno de sus discípulos indignado recriminó a su maestro por no responder a la ofensa, a lo que este le preguntó
-- cuando le das un regalo a alguien y no te lo recibe ¿quién se queda con el regalo?
 El discípulo contestó: -- pues yo me quedo con él
Igual pasa con los insultos --replico el maestro.



Antes de discutir sobre técnicas de defensa debemos recalcar sobre la necesidad de tener una postura y una actitud correctas y asertivas con respecto a nosotros mismos y a los demás, reconocer que las palabras no hacen daño, por lo menos en un contexto de discusión acalorada o de provocación diferente a lo que puede ocurrir con los chismes que transcurren a espaldas nuestra. Y en ese sentido debemos entender las circunstancias que ameritan entrar en la ejecución de una defensa o simplemente ignorar las palabras ofensivas como hace el gran maestro de la historia arriba relatada.
Las palabras solo pueden ser ofensivas en tanto le concedamos importancia y sentido a esas palabras, de lo contrario solo son ruido, sin embargo, cuando tenemos en nuestro entorno laboral o cualesquier otro una persona que nos fastidia o acosa con sus necias palabras es necesario actuar de alguna manera para paliar tal situación, sobre todo no podemos dejar contagiar de su estado de ánimo, pues es ahí que la situación se vuelve tensa. Es importante reconocer nuestro alcance y capacidad y considerar que no siempre hemos de tener una respuesta justa e ingeniosa a una agresión verbal, sobre todo saber desestimar cualquier ofensa con la idea que esta no merece una respuesta ingeniosa, sino todo lo contrario, después de todo, los ataques verbales suelen ser vulgares, descorteces y falto de inteligencia que no merecen nuestra atención.
La respuesta que se le debe dar a una agresión verbal ha de depender de la situación y el contexto que se presenta, de nuestra capacidad de empatía entre otras. La situación puede ser que se presente en un momento de negociación, una presentación de un proyecto o simplemente en un momento cotidiano de trabajo u otro motivo. En cuanto la empatía consiste en comprender a su adversario, del porqué de su comportamiento de entender si sus palabras son intencionales o son dichas de manera ingenua por imprudencia o ignorancia entre otras razones del contexto.
Así las primeras técnicas son de esquivación, es decir provocar un desequilibrio al oponente tal como ocurre en el aikido, cuando el compañero ataca intenta golpear el objetivo, o por defecto, que su golpe sea bloqueado; en ambos caso hay un choque. También puede ocurrir que caiga en el vacío al ser esquivado, pero en el caso del aikido, el golpe es absorbido y redireccionado dentro del campo gravitacional del aikidoka dejando en desequilibrio al atacante hasta provocar su caída. Igual en el ataque verbal el agresor espera una reacción en su victima y, por supuesto, en el tono emotivo de su provocación, de ahí que si se le da una respuesta fuera del contexto que él espera se ha de generar un desequilibrio.
Reacciones como hacer  un gesto mudo, cambiar el tema de conversación, hacer un comentario monosilábico o hacer un refrán inapropiado pueden ser técnicas encaminadas a este propósito. Son respuestas que no se esperan e incluso pueden dar un toque de buen humor permitiendo mantener nuestro buen ánimo y desbalancear a nuestro agresor. Miremos cada una de estas técnicas:
El gesto mudo puede ser una mirada extraña, un guiño, tomar nota o cualquier otro gesto que se nos ocurra cuando alguien dice algo para provocarnos y con ello manipularnos al sacarnos de quicio, con el gesto buscamos mantenernos centrados en lo que estamos haciendo e ignorar la provocación. Un punto importante es no justificar al agresor nuestro comportamiento.
Cambiar el tema es desviar la atención que nuestro agresor pone sobre un asunto que nos ofende para dirigirlo a cualesquier otro sin importancia. Minimizar el tema ofensivo y centrarnos en lo que nos concierne, la propia integridad.
Hacer un comentario monosilábico se hace ante un interlocutor que alardea bajo una avalancha de palabras y no pretendemos seguirle el juego y malgastar energía en discusiones inútiles, de tal manera que menos preciamos su cantaleta con una frase corta que desestima su argumento.
Responder con un refrán inapropiado es una estrategia directa a la confusión, es decir se hace con esa intención directamente sin darle vueltas, es apelar a la lógica de la comunicación de que todo lo que decimos tiene sentido, es pues un sin sentido ante el comentario insolente con el que hemos sido atacados. Un koan también podría servir para este propósito, pues carecen de la lógica aristotélica en la que estamos inmersos.
Son estas las primeras técnicas de aikido verbal propuestas por Bárbara Berckhan en su libro Como Defenderse de los Ataques Verbales. Mas adelante estaremos hablando de las otras técnicas y sobre los primeros auxilios ante estas agresiones.

Berckhan, Bárbara (2010). Como Defenderse de los Ataques Verbales. Madrid. Grupo RBA Integral.
(P.P. 128)



No hay comentarios:

¿Es el Aikido un arte marcial meramente defensivo?

 Cuando yo empecé a practicar artes marciales, más exactamente Taekwondo, mi profesor solía decir que “deberíamos usarlo únicamente como def...