Alex Essani
La práctica regular del aikido se
hace en parejas con roles bien definidos de cada uno de los compañeros, uno es
uke (quien recibe la técnica), el otro es tori (quien aplica la técnica). Para
tal ejercicio es necesario que uke inicie un ataque para que tori ejecute una
técnica en respuesta al ataque. Todo esto efectuado dentro de una coreografía
bien definida por el instructor quien define y señala como se debe ejecutar la
técnica. Todo eso asta bien en el marco del aprendizaje y formación del
aikidoka y con el desarrollo de la forma correcta el ejercicio debe evolucionar
a la forma efectiva, es decir, debe llegar al momento en que la forma correcta
pueda ser realmente efectiva contra ukes poco colaborativos o contra
contrincantes que desafían al aikidoka en combates competitivos o reales, lo
cual en cierta medida uno de los fines que cualquier artista marcial busca con
su entrenamiento, que su técnica le sea útil en circunstancias de peligro real.
En el judo, arte marcial
competitivo y olímpico también suelen distinguir a uke y a tori en la práctica,
sin embargo en la competencia, es claro
que el rol no se distingue, ambos contrincantes son tori en tanto que ambos
intentan derribar aplicando su técnica contra el otro, y el papel de uke solo
se identifica cuando uno de los dos cae. En este sentido es que ser uke o tori
son roles que se distinguen solo al finalizar la contienda y no desde el
inicio, cada uno contiene algo del otro cada aikidoka es uke y tori
potencialmente, cada cual puede ser derribado o puede lanzar. Es más, lanzar un
golpe es ya aplicar una técnica, el golpe mismo es una técnica si se recose
como karateka donde el golpear es la técnica. De tal manera que al momento de
la confrontación quien ataca es tori y quien se defiende es uke, y al momento
de aplicar la técnica los roles se invierten, cada uno contiene algo del otro y
eventualmente se convierte en el otro.
Lo mismo ocurre cuando se aprende
la contra técnica, los encadenamientos entre otras formas de practicar el
aikido donde los roles no están definidos y van encaminados a desarrollar la
efectividad de la técnica sin dejar de lado la forma básica. Por eso, si bien
en las exhibiciones y en el entrenamiento regular se concentra en la forma
básica con roles bien definidos de uke y
tori, la práctica debe evolucionar y buscar el sentido real de lo que
identifica al aikido como arte marcial, es decir, encontrar la efectividad que
tiene como estrategia de defensa personal, que en definitiva es que sirva para
salvaguardar la integridad del aikidoka en situaciones de combate contra
agresores violentos, no todos quienes enfrentan al aikidoka están dispuestos a
danzar contra él, el aikido no es una danza, es un arte marcial y como tal
busca el fortalecimiento del espíritu y el cuerpo en la medida que desarrolla
habilidades para la autodefensa, eleva la autoestima y hace del aikidoka una
persona íntegra en toda su dimensiones, al saber que una vez es ying y otra
yang en la rueda de la vida y acepta esta tal cual es, sin juicios ni
pretensiones elevadas más que su propio desarrollo personal.