El entrenamiento de aikido es muy
formal, está lleno de rituales, vestimentas y comportamientos que rigen la
práctica, todo ellos orientados a que la práctica sea segura y enmarcada dentro
de la etiqueta japonesa, sin embargo todo esto es mal entendido, porque algunos
consideran que toda esta regulación del entrenamiento hacen del aikido un arte
marcial artificial y poco efectivo. En cierta medida, la regulación de una
actividad como un arte marcial conlleva que las personas se encajonen en
ideologías que no corresponden a la filosofía que encierra la misma.
El aikido es un arte marcial en
el buen sentido que la palabra budo encierra en su significado, “detener la
lanza”, esto es evitar el conflicto o resolverlo de la mejor manera para las
partes implicadas. De tal forma que el aikidoka en su ejecución técnica busca
evitar ocasionar daño alguno al compañero, lo cual dentro de las artes
marciales o estilos de combate parece ser algo difícil, por lo general es más
fácil golpear y romper huesos antes que conducir la agresión a una situación
neutra o disipación de la misma. Todas las artes marciales en sí buscan
neutralizar al contrincante con un nocaut, pero alcanzar tal efectividad con un
golpe no es tan fácil como lo muestran en las películas, y casi siempre es
necesario ocasionar mucho daño antes de lograr ese objetivo, es vencer por
medio de la fuerza y destreza física. Por eso alcanzar la efectividad con la
técnica de aikido es complicado y requiere muchos años de entrenamiento de
manera formal y atendiendo la etiqueta exigida.
Es por eso que el aikido
privilegia en su entrenamiento el kata, la forma de la técnica, la forma de
recibir, aunque es bien sabido que no se puede estancar ahí, es decir, la forma
es el camino para entender la esencia, es el camino para entender los
principios básicos del aikido, aunque es molesto y muy incómodo que diferentes
practicantes discutan sobre esos detalles de la forma entre seguidores de uno u
otro maestro. En aikido, si seguimos directamente las enseñanzas de O´sensei no
hay formas, tal como él mismo dice “el movimiento natural es el movimiento del
aikido” y, por supuesto, aquí nos complicamos con esta idea, porque lo natural
está fuera del alcance de cualquier ideología y debemos entender esto con las
palabras de Gaku Homma Sensei que dice “nuestros movimientos más diestros son
los que hacemos natural, automáticamente”, es decir, aikido es adaptar la
técnica a la forma en que nos hemos movido durante toda nuestra vida, o como
dice el zen “cuando tengo hambre como, cuando tengo sueño duermo”, eso es
natural, es automático, no se requiere de pensamientos ni ideologías para
hacerlo.
Es por eso que el aikido aunque
su práctica es un kata geiko (entrenamiento basado en el kata), debe ser una
práctica que se orienta al estudio de los principios básicos del aikido como
son la respiración, el movimiento, la relajación, la postura, la continuidad de
conciencia y el contacto y entender los fundamentos del mismo como concentrarse
en su centro de gravedad y extender el ki, hay
que dejar de lado un poco la idea de copiar con exactitud la forma en
que se mueve el maestro, debe el practicante de aikido concentrarse en como por
medio de los movimientos formales de la técnica puede expresarse a sí mismo de
manera libre, automática y natural.