martes, 25 de febrero de 2020

A veces la práctica que usted quiere no es la práctica que usted necesita

Normalmente todos llegamos a la práctica de Aikido con ciertas expectativas, deseamos encontrar algo que nos apasione o tal vez distraernos por un rato con una actividad física que nos haga sudar y desestresarnos del trabajo del día, sin embargo se ha preguntado ¿cuál es la práctica que usted desea, y si ella coincide con práctica que necesita? Eso es algo que, sobre todo, a los deportistas de élite les interesa, puesto que el deporte, para ellos, es su fuente de ingresos además de su pasión o pasatiempos. El deportista profesional debe practicar para tener el mejor desempeño posible, eso implica sacrificio, en ocasiones, de practicar por el placer de hacerlo, y esforzarse por tener un mayor rendimiento, por cumplir las expectativas de su equipo y sus fanáticos. Eso también puede llevarlo a alejarse de la práctica que necesita, al fin de cuentas ¿qué es lo que realmente necesita el deportista con su práctica?

En Aikido, al igual que en la terapia, se debe distinguir la diferencia entre lo que deseamos y lo que necesitamos. En la terapia, el paciente asiste con un sufrimiento y una queja desde la cual el terapeuta debe descubrir que hay detrás de eso, descubrir la demanda real que se oculta en la queja del paciente.

Estas dos comparaciones del Aikido con el deporte profesional y la terapia, es para desentrañar tanto el punto de vista del aikidoka como del maestro en cuento a la relación existente en la práctica entre ellos. El aikidoka no es un deportista, sin embargo debe dar lo mejor de sí en la práctica. El maestro no es un terapeuta ni un entrenador, sin embargo debe descubrir cuál es la demanda del estudiante que busca la práctica de Aikido, es decir descubrir cuál es la práctica que el estudiante necesita. Por supuesto, es una tarea entre ambos, pero sabemos que el estudiante tiene velada su verdadera razón para asistir al entrenamiento, lo que quiere que suceda en la práctica no necesariamente es lo que necesita, por eso, por mucho que sienta que el maestro lo trata duro, le exige y hasta lo menosprecia sigue asistiendo a la práctica, porque es su pasión, pero sobre todo porque sabe que hay algo más allá en su espíritu que lo anima a asistir.

Y es que practicar solo para pasar el rato, para desetresarse, para entretenerse son motivos muy comunes entre los estudiantes que asisten a la práctica de Aikido. Sin embargo el Aikido tiene un profundo sentido de fondo, es un arte marcial que, además de formar para la defensa personal, el bienestar y la salud, es un gran tratado filosófico y ético que enseña al practicante una adecuada convivencia con el compañero y, por supuesto, con la comunidad en la que está inmerso.

En ese sentido el maestro o instructor debe estar muy atento a descubrir la demanda detrás de los motivos que expresa el estudiante para tomar la clase de Aikido. Eso es Aikido, ponerse en los zapatos del otro, ver con sus ojos para poder guiarlo por la filosofía del Aikido y poder brindar una práctica correspondiente a esa necesidad del estudiante: descubrir sus puntos débiles para fortalecerlo y sus puntos fuertes para afianzarlos. Por supuesto, el estudiante debe observar si su práctica le brinda esa sensación de superación, que aunque haya altibajos, pueda dar cuenta que su búsqueda está bien encaminada. Y si no es así, no dejar de entablar un diálogo sincero con su instructor o maestro para corregir los errores y fallos y encaminar la práctica para que lo que se quiere coincida con lo que se necesita. 

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