jueves, 24 de agosto de 2017

"Uke y tory son ying y yang: cada cual contiene algo del otro y eventualmente se convierte en el otro"

Alex Essani


La práctica regular del aikido se hace en parejas con roles bien definidos de cada uno de los compañeros, uno es uke (quien recibe la técnica), el otro es tori (quien aplica la técnica). Para tal ejercicio es necesario que uke inicie un ataque para que tori ejecute una técnica en respuesta al ataque. Todo esto efectuado dentro de una coreografía bien definida por el instructor quien define y señala como se debe ejecutar la técnica. Todo eso asta bien en el marco del aprendizaje y formación del aikidoka y con el desarrollo de la forma correcta el ejercicio debe evolucionar a la forma efectiva, es decir, debe llegar al momento en que la forma correcta pueda ser realmente efectiva contra ukes poco colaborativos o contra contrincantes que desafían al aikidoka en combates competitivos o reales, lo cual en cierta medida uno de los fines que cualquier artista marcial busca con su entrenamiento, que su técnica le sea útil en circunstancias de peligro real.

En el judo, arte marcial competitivo y olímpico también suelen distinguir a uke y a tori en la práctica, sin embargo  en la competencia, es claro que el rol no se distingue, ambos contrincantes son tori en tanto que ambos intentan derribar aplicando su técnica contra el otro, y el papel de uke solo se identifica cuando uno de los dos cae. En este sentido es que ser uke o tori son roles que se distinguen solo al finalizar la contienda y no desde el inicio, cada uno contiene algo del otro cada aikidoka es uke y tori potencialmente, cada cual puede ser derribado o puede lanzar. Es más, lanzar un golpe es ya aplicar una técnica, el golpe mismo es una técnica si se recose como karateka donde el golpear es la técnica. De tal manera que al momento de la confrontación quien ataca es tori y quien se defiende es uke, y al momento de aplicar la técnica los roles se invierten, cada uno contiene algo del otro y eventualmente se convierte en el otro.

Lo mismo ocurre cuando se aprende la contra técnica, los encadenamientos entre otras formas de practicar el aikido donde los roles no están definidos y van encaminados a desarrollar la efectividad de la técnica sin dejar de lado la forma básica. Por eso, si bien en las exhibiciones y en el entrenamiento regular se concentra en la forma básica con roles bien definidos de uke  y tori, la práctica debe evolucionar y buscar el sentido real de lo que identifica al aikido como arte marcial, es decir, encontrar la efectividad que tiene como estrategia de defensa personal, que en definitiva es que sirva para salvaguardar la integridad del aikidoka en situaciones de combate contra agresores violentos, no todos quienes enfrentan al aikidoka están dispuestos a danzar contra él, el aikido no es una danza, es un arte marcial y como tal busca el fortalecimiento del espíritu y el cuerpo en la medida que desarrolla habilidades para la autodefensa, eleva la autoestima y hace del aikidoka una persona íntegra en toda su dimensiones, al saber que una vez es ying y otra yang en la rueda de la vida y acepta esta tal cual es, sin juicios ni pretensiones elevadas más que su propio desarrollo personal.


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