miércoles, 12 de marzo de 2014

LA ENSEÑANZA



He de admitir que soy el más controversial instructor de la Asociación Antioqueña de Aikido, mi estrategia pedagógica puede molestar a algunas personas, pues yo continuamente estoy cuestionando lo aprendido, estoy sacando de la zona de confort  a mis compañeros y a mis alumnos. Y, por supuesto, mi pregunta es si la gente viene a los entrenamientos para aprender o solo para entretenerse, pues aunque ambos objetivos son válidos, es necesario que cada cual abra su mente y descubra que aprender es divertido.
La zona de confort hace referencia a esa capacidad del cerebro de relajarse con los ambientes familiares, es decir, cuando la persona llega a un lugar desconocido sus sentidos están alerta y atentos a los detalles del espacio, y a medida que se familiariza con él reduce su atención para dedicarse a las generalidades del ambiente necesario para moverse en ellos. Algo similar pasa con el aprendizaje de la técnica del aikido, el estudiante al inicio pone atención a los detalles pero con el tiempo se le hace familiar y va descuidando los detalles, y como el compañero también se familiariza con la forma de recibir la técnica, la práctica se va volviendo en un ejercicio coreográfico donde dos personas ejecutan unos movimientos precisos pero no efectivos. Es ahí donde debe entrar el instructor para traer de nuevo al alumno a observar los detalles, es sacarlo de su zona de confort.

Mi maestro Sensei Ezra Shihan neutralizando la ejecución de la técnica del sensei Abraham y mia
Algo similar siento yo con mi práctica con mi maestro, precisamente cuando estoy más efusivo y  fluido en mi entrenamiento con algún compañero, proyectando una y otra vez sin descanso, viene mi maestro y me agarra por la muñeca y de pronto no soy capaz de moverme, todo lo que creía saber de la técnica de repente ya no me sirve para lanzar a mi maestro, ¿qué pasó? Nada (esto me causa gran frustración, pero aún sigo practicando con él), solo que él me está sacando de mi zona de confort. Al contrario de lo que se imagina la mayoría de la gente, la mente de principiante que promulga el pensamiento zen no consiste en hacernos los tontos y practicar como si fuera la primera vez, consiste en mantener la atención en los detalles tal como lo haríamos la primera vez, es no familiarizarnos con la técnica y mantener el zanshin (espíritu de atención continua) tal como lo haríamos en lugares desconocidos y, en este caso, como si fuera la primera vez que estamos haciendo la práctica. Es en este sentido que mi enseñanza sigue este lineamiento de cuestionar lo que sabemos para mejorar continuamente, es ir más allá, es explorar la técnica para que cada vez sea realmente efectiva, y no solo una coreografía como si mi compañero y yo fuéramos algo parecido a una pareja de baile, mostrar algo bonito, pero como se cuestionan muchos practicantes de otras artes marciales, eso no es real, no es efectivo al momento de llevarlo a la defensa personal, pues las personas del común no se van a tirar al piso, mucho menos con la elegancia que lo hacemos los aikidokas. Por eso me pregunto si los aikidokas vienen para aprender o solo para distraerse un rato y desconectarse de la vida real. Yo, por supuesto busco alumnos inquietos por conocimiento y quienes buscan entretenerse un rato, también son bienvenidos…

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