jueves, 2 de septiembre de 2010

PSICOLOGIA Y ARTES MARCIALES

Como profesional de psicología y artista marcial he encontrado la dificultad de que la gente entienda que estos dos campos de acción no son tan diferentes como parece. En mi larga carrera de buscar empleo como psicólogo siempre encuentro la dificultad en cuanto mi experiencia laboral está en las artes marciales y poco en la psicología, sin embargo mi trabajo como instructor no está muy lejos del de docente y psicólogo.

Las artes marciales están profundamente enraizadas en la milenaria filosofía oriental, una filosofía que es profundamente humana, psicológica y espiritual, holística y perenne que no puede dejar influir en el verdadero artista marcial.

Cuando se enseña un arte marcial no se puede dejar de lado todas esas cuestiones de la etiqueta, la responsabilidad social y personal que el estudiante debe asimilar antes de aprender a dar un golpe. Pues, aun algo tan simple como golpear tiene su forma correcta de ejecutar y debe aprenderse dentro del contexto de la disciplina del entrenamiento duro, constante y persistente del que quiere aprender un arte. No es algo tan intuitivo como la gente cree, es algo que requiere disciplina y constancia durante mucho tiempo, dentro del cual debe aprender a dominar sus propios instintos y el acto impulsivo y desordenado del que se deja llevar por la ira. El buen combatiente debe tener autocontrol y dominio de sí mismo para poder manejar un combate a su favor. Y es este poder de autocontrol el principal objetivo del arte marcial (es por lo menos lo que yo enseño en mis clases de artes marciales), la técnica bien ejecutada es una evidencia de ese poder, pues la victoria, tal como lo demuestran tantos campeonatos deportivos de todo tipo, depende en gran medida del momento mismo en que se da, de las condiciones del ese instante, de la situación en que se presentan la contienda.

Por supuesto el arte marcial como arte debe entenderse en el contexto del budo, como la vía espiritual del guerrero más allá del arte de hacer la guerra, es la vía de dominio de sí mismo que va desde la espada asesina a la espada dadora de vida a la ausencia de espada, es aprender a matarse a sí mismo para resucitar a una nueva vida. Es el camino que enseña el cristianismo y que la buena terapia psicológica debe tener en su trasfondo clínico: tener una visión diferente de la vida sin dejar de ser la persona que es. Es reconocer que cada cual vive su propio mundo e historia dentro de sí mismo donde el otro hace parte de él sin dejar de ser él mismo en su mundo, y es la propia percepción e interpretación de ese acontecer que le permite aceptar o rechazar, sentirse bien o mal con eso. Y solo cuando cada cual se controla, se conoce y se hace responsable de su propio ser es que puede dominar la técnica como un maestro.

Por eso el psicólogo y el instructor de artes marciales no difieren en sus objetivos, en buscar que el alumno o paciente encuentre su propio camino de auto superación, pues el camino humano debe ser siempre hacer de cada experiencia una buena oportunidad hacia la superación de sí mismo. En ese sentido el trabajo del terapeuta y del instructor es señalar una vía y estilo de hacer frente a los obstáculos de la vida y como superarlos.

2 comentarios:

Rodrigo Reinante dijo...

Hola, soy de Paraná Entre Ríos Instructor de Kung Fu y también me dedico a la psicología, muy interesante tu artículo, he escrito algunos ensayos en donde integro ambas disciplinas, de hecho en mis clases de artes marciales aplico psicologia del aprendizaje, conceptos detras de cada estrategia táctica y tecnica en su aplicación real, y por supuesto la busqueda interna de los estudiantes en la practica de este arte.

Rodrigo Reinante dijo...

Mi sitio. Www.psicologiamarcial.blogspot.com

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